El peso convertible reemplazó al austral como moneda de Argentina y comenzó a circular el 1 de enero de 1992 a partir de la ley que en marzo de 1991 había fijado la paridad entre la moneda nacional y el dólar estadounidense, como parte de las medidas impulsadas por el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, para poner fin a la hiperinflación de 1989-1990 y la estrepitosa devaluación del austral.