Los pobladores de la comunidad de Las Carmelitas, ubicada en la zona rural del municipio Sotillo, enfrentan a diario una realidad marcada por las carencias.
Su vida transcurre entre el polvo, los apagones y los tobos, en medio de calles sin pavimentar y la ausencia crónica de agua potable.
A pesar de los años de promesas oficiales, los habitantes continúan enfrentando condiciones que afectan seriamente su calidad de vida.
Sin suministro de agua
Omar Biñoles, quien reside en el lugar desde hace 28 años, expresó que “aquí el problema siempre ha sido el agua. Han traído proyectos, han hablado, pero no llegan a nada”.
Otro vecino, Domingo Velásquez, residente de la comunidad desde hace 35 años, comentó que cuando el sitio era menos poblado el agua llegaba con fuerza, pero al irse formando las comunidades fue restando fuerza al agua.
“Con el esfuerzo de la junta comunal, logramos obtener el beneficio de un tanque y con eso nos apoyábamos, pero la bomba se dañó aproximadamente hace más de un mes. Desde entonces no llega el agua. Resolvemos cargando agua del río. Las personas por la falta de agua no aguantan y se van, dejando muchas casas vacías”, manifestó.
Calles a medio terminar
Pero no es sólo el agua lo que falta. Las calles también quedaron inconclusas.
“Asfaltaron hasta la mitad, dijeron que regresaban la próxima semana y no volvieron más”, comentó el mismo vecino, mirando el terreno encharcado y lleno de huecos que dificulta el paso peatonal y vehicular.
Deficiencia en la luz
A esto se suma la deficiencia eléctrica que, en días recientes, ha dejado a al menos 10 familias sin servicio. Según relata Miriam del Valle Marcano, un vehículo perdió los frenos y se estrelló contra un poste, derribando el cableado. “Juan Salazar, de la UBCH, notificó el daño a Corpoelec. Nos dijeron que vendrían el 25 de junio al mediodía. Estamos esperando”, afirmó.
Las Carmelitas se sostiene hoy más por la resistencia de su gente que por la gestión pública. Así comentaron los vecinos entrevistados.
Entre promesas no cumplidas y soluciones postergadas, la comunidad sigue pidiendo algo tan simple como vivir con dignidad: agua limpia, luz estable y calles transitables.
Puerto La Cruz / Yonnier Coronel (Pasante)