Para el ex presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, Robert Lespinasse, han aumentado sustancialmente los cuadros de ansiedad, depresión y miedo y, con ello, los suicidios y el éxodo masivo de venezolanos. Dice que no ha existido el diálogo, sino “reuniones de caimanes del mismo pozo negociando sus subsistencias”.
–¿Se conforma o se resigna el venezolano ante la crisis?
–Ni se conforma ni se resigna, la sufre intensamente; nunca imaginó que fuese posible.
–¿El nuevo síndrome?
–No hay alternativa: “huyamos por la derecha”, “vamos de mal en peor”.
–¿Por qué el connacional pasó de la lucha a la pasividad en tan solo cuatro años?
–La desesperanza lo redujo a su mínima expresión, la rebeldía Caribe de nuestros ancestros, que conformaron ejércitos luchadores que participaron en la lucha de independencia en cinco naciones, se transformó en sumisión y servilismo.
–¿Costará retomar aquella lucha?
–Mientras sigamos sin poder ver el final del túnel y tardemos en reconstruir la estructura del yo del venezolano.
–¿Volverán los idos?
–No puedo predecir el futuro, pero muchos, la mayoría no volverá.
–¿Se retomará la confianza perdida en la oposición?
–De continuar los mismos políticos que la representan no habrá ni confianza, ni oposición.
–¿La psicopatía del poder en Venezuela?
–Sociopatía.
–¿Cuánto puede durarle una depresión al ciudadano?
–Tanto como dure la desesperanza producto de la ansiedad y el miedo.
–¿Cómo recuperarse de la depresión, aún cuando no se ve una luz en el túnel?
–En Venezuela han aumentado enormemente los cuadros de ansiedad, depresión y miedo; la ansiedad producto de la pérdida de las condiciones mínimas de supervivencia; la depresión, que ha generado un incremento notable de suicidios; y el miedo, que ha provocado el éxodo masivo de más de seis millones de venezolanos.
–¿Costará conformar una nueva dirigencia opositora?
–Sí, y mucho, pues la sociopatía impera entre los políticos en todos los bandos, que ven la política como una forma de vida coronada solo cuando logra el poder, se enriquece y se aferra a él.
–¿Ha incrementado el coronavirus la depresión nacional?
–Ha representado la guinda del postre.
–¿Hay escasez de medicamentos psiquiátricos?
–Sí, muchos de los medicamentos han desaparecido del país. La mayoría de los laboratorios que los producían han tenido que cerrar sus puertas y, a cambio, ha generado la importación de productos en forma descontrolada, sin la supervisión de los entes encargados del control y calidad, biodisponibilidad y bioequivalencia, lo que ha limitado el efecto terapéutico, mientras que la escasez de buenos productos ha encarecido enormemente los costos.
–¿Cómo afrontar esa escasez?
–Están reapareciendo algunas empresas farmacéuticas nacionales; esto es positivo y permitirá mayor calidad y mejor pronóstico para nuestros pacientes.
–¿Hay algo de sadomasoquismo en la población pasiva?
–Hay desesperanza y mucho miedo. Insisto en el miedo, porque produce tres respuestas, que son las que se observan en la conducta del venezolano. Todo ser vivo al sentirse amenazado por algún estímulo en el ambiente, va a producir tres tipos de respuesta: la primera, reacciona y se defiende de lo que lo está atacando o percibiendo como amenazante. Si no logra vencer lo que le ataca, deja de defenderse y se entrega, haciéndose el muerto para no seguir recibiendo el ataque. Esto representa en el comportamiento humano evitar ser el blanco del ataque, pasando desapercibido, no reaccionando, buscando la manera de ser invisible. Por último, si esto no le da resultados el organismo aumenta el flujo sanguíneo hacia los órganos locomotores, las piernas, para arrancar a huir y así escapar y preservar su vida. En nuestro país esto está representado por el éxodo masivo de millones de connacionales que no ven otra salida que huir, emigrar, salvar la vida.
–¿Cómo contrarrestar la depresión?
–Con salud, comida, empleo, seguridad, justicia, educación y respeto a la vida.
–¿Los factores que refuerzan la crisis?
–Indiferencia, sordera frente al clamor de la población y muchísimo miedo.
–De sentar al régimen en el diván, ¿qué le recomendaría?
–Consultar a los otorrinolaringólogos para que escuchen y atiendan los gritos.
–¿Y a la oposición?
–La eutanasia, que es muerte por piedad, y nueva y diferente vida.
–Psiquiátricamente hablando, ¿qué es hoy el Estado venezolano?
–Estado de desastre y Estado desahuciado.
–¿Tiene gran parte del país sentimiento de culpa por haber elegido al chavismo?
–Eso no le sirve para nada. “Después del ojo perdido no vale Santa Lucía”.
–¿Han sido reivindicados los presidentes de la democracia?
–Algunos tendieron la cama ante lo que está sucediendo hoy.
–¿Vivirá la población en la nostalgia?
–El pasado solo sirve para aprender de él, de nada sirve vivir en él.
–¿Sufre el venezolano de minusvalía derrotista?
–De desesperanza inducida.
–¿Cuándo se agota un diálogo entre Gobierno y oposición?
–¿Cuál diálogo? No existe ni ha existido diálogo alguno, solo reuniones de caimanes del mismo pozo, negociándose sus subsistencias.
–¿Recuperará el connacional el humor perdido?
–Ojalá, lo que no perderá será las consecuencias a futuro en la evolución y desarrollo de su población, pues las nuevas generaciones que sufren desnutrición infantil, darán paso a un venezolano de baja estatura, bajo peso y bajo coeficiente intelectual, limitando enormemente la posibilidad de rendimiento escolar, la imposibilidad de acceder a mayores niveles de formación, por lo cual el país tendrá jóvenes y adultos sin capacidad para lograr una preparación que permita mejor educación, profesionalización y mayor estándar de vida. Eso será una pesada carga para la sociedad en las próximas generaciones.
–¿Perderá el miedo la población?
–El éxodo venezolano evidencia el tamaño del miedo.
–¿Alguna esperanza en el horizonte?
–La esperanza es lo último que se pierde antes de huir. Como dijo san Juan Pablo II: ¡despierta y reacciona!
De perfil
Robert Lespinasse Zuloaga nació en Caracas el 25 de marzo de 1948. Estudió la primaria en el colegio El Pilar, en Maracaibo, y la secundaria con los padres salesianos en el colegio San Francisco de Sales, en Caracas. Es médico cirujano egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), con postgrado en Psiquiatría de ese mismo centro de estudios. Ha sido coordinador regional de programas de salud mental en la región capital, ex presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría entre 2011 y 2015. Se desempeñó como director de Salud de los distritos sanitarios No. 2 y No. 5 de la zona metropolitana de Caracas y director del Hospital Materno Infantil del Este. Actualmente conduce el Centro de Higiene Mental La Castellana, actividad que comparte como profesor de la Escuela de Medicina de la máxima casa de estudios.
Caracas / Jolguer Rodríguez Costa