Las iniciativas destinadas a restablecer los vínculos entre Estados Unidos y Venezuela siguen sin definirse claramente ante la opinión pública.
En el caso de las recientes declaraciones de la Casa Blanca, estas buscan matizar el impacto inicial de la reunión realizada el sábado 5 de marzo entre funcionarios de alto nivel de ambas naciones, un encuentro que dio un giro inesperado a la geopolítica regional.
Lo cierto es que, a juzgar por las posiciones de voceros de la administración de Nicolás Maduro, las puertas parecen abiertas para explorar un acercamiento real que beneficie al país desde el punto de vista financiero.
Durante el recientemente celebrado II Foro Diplomático de Antalya, en Turquía, la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez ratificó la “completa disposición” del gobierno venezolano de retomar las relaciones de respeto y el diálogo con EE. UU. “sin condiciones, ni cortapisas”, enfocadas en la igualdad soberana de los Estados y en el marco de la Carta de Naciones Unidas.
“Es una primera aproximación en desarrollo y esperamos que, en el marco de la diplomacia y el diálogo constructivo, se pueda avanzar”, manifestó Rodríguez.
Por otro lado, el tema energético emerge como la prioridad para la administración de Joe Biden, dada la crisis de hidrocarburos y el alza de precios producto de la guerra entre Rusia y Ucrania. Y aunque Venezuela actualmente posee una reducida producción de crudo que ronda los 700 mil y 800 mil barriles diarios– hace 10 años se ubicaba en 2,7 millones de barriles-, analistas creen que el país está en capacidad de vender, a precios y condiciones ventajosas, 500 mil barriles diarios a EE. UU.
El consultor político David Rico señala que lo que está ocurriendo entre Rusia y Ucrania tiene repercusión sobre las decisiones de EE. UU. en la región, “y lo que pasa a nivel de las materias primas y la energía hace necesario el acercamiento a Venezuela”. “A pesar de lo diezmada que está la producción petrolera en el país, lo cierto es que se pueden buscar las vías para proveer recursos”, agrega Rico.
El economista Luis Oliveros afirma que Venezuela tiene potencial para incrementar notablemente su producción petrolera. Sin embargo, a su juicio, aún falta mucho por hacer y cambiar en materia de infraestructura y en cuanto al actual marco legal, pero también, “mucho que negociar” sobre temas como las sanciones o el default. “Ya no depende sólo de Pdvsa”, puntualizó Oliveros.
Según expertos consultados por El Tiempo, el restablecimiento de vínculos con Maduro es real, y busca avanzar, en un primer momento, procurando cierta neutralidad del discurso del gobierno venezolano en el conflicto Rusia-Ucrania.
Más allá del abierto apoyo y la férrea defensa a la figura de Vladimir Putin, hecha inicialmente por el Ejecutivo nacional, las últimas declaraciones del madurismo parecen más centradas en condenar la situación de guerra y sus consecuencias.
La vicepresidenta Rodríguez apuntó que nadie ganará en el conflicto entre Rusia y Ucrania, e instó a las partes en conflicto a propiciar un diálogo sincero y constructivo para llegar a la paz y evitar más sacrificios de personas.
El consultor político David Rico asegura que la geopolítica internacional ha cambiado de la noche a la mañana de manera drástica, obligando a EE.UU. a reaccionar ante los acontecimientos.
Rico cree que, si bien Maduro y Putin mantienen sus vínculos, pareciera que los emisarios de la Casa Blanca “buscan que Venezuela se mantenga neutral en su posición.”
“Si Estados Unidos logra que, al menos, Maduro tome una posición neutral, y que mantenga un acercamiento con Rusia, pero que este no sea beligerante, pues así sería evidente el logro. Es decir, que Venezuela no se convierta en una nación beligerante en la región sería importante y necesario”.
Por otro lado, la posición de Biden, indica Rico, es apoyar simbólicamente la figura del interinato representado por Juan Guaidó, aun cuando su protagonismo esté reducido a su mínima expresión.
“Ellos no pueden decir otra cosa más que apoyan al interinato, a pesar de la inacción y la falta de pericia política. Lamentablemente, el interinato ya no tiene mayor campo de acción y penetración en la población venezolana (…) Pero discursivamente hablando, el gobierno de Biden no puede salirse de su posición de apoyo a Guaidó. Ahora bien, la acción política dice que sí están discutiendo, conversando o negociando con Maduro, pues es a ellos a quienes están reconociendo”.
Sostiene que esta puede ser una oportunidad para impulsar la inversión norteamericana en la industria petrolera nacional, y agrega que, independientemente de la postura que se tenga en el marco de la situación actual, Maduro se siente triunfante desde su postura.
“Vemos que Delcy Rodríguez se reunió con representantes del gobierno ruso, para reafirmar su posición de respeto a la autonomía de las naciones, e indicar a Rusia que Venezuela tiene todo el derecho de ejercer soberanía, demostrando que tener una relación comercial con EE.UU. no enturbia la posición de Maduro con Putin”.
Puntualiza que en cualquier negociación que se abra, Venezuela se va a entender directamente con EE.UU., por lo que no va a necesitar intermediario alguno.
“Si se logra abrir un diálogo en el país, será para tratar temas locales. Pero no creo que el Gobierno se tenga que sentar a conversar con algún sector opositor para incluir a la administración Biden”, agrega Santolo.
La situación parece más ventajosa para Venezuela, y desde el punto de vista político, más complicado para la Casa Blanca.
El expresidente estadounidense Donald Trump condenó, el pasado fin de semana, la estrategia del actual ocupante de la Casa Blanca, al señalar que con ello estaba traicionando al “valiente” pueblo venezolano.
“Ahora (los funcionarios de Biden) están detrás de Maduro. Le dicen: ‘olvídate lo que dijimos en los últimos 15 años, por favor, por favor, véndenos petróleo, pagaremos lo que sea’. El (Maduro) debe pensar que somos la gente más estúpida del mundo”, dijo Trump durante un mitin pronunciado en Florence, Carolina del Sur.
La Casa Blanca, mientras tanto, ha emitido declaraciones para dar la imagen de coherencia con respecto a la política de rechazo contra el gobierno de Maduro esgrimida durante la última década.
El lunes 14, la Casa Blanca negó que Estados Unidos estuviese discutiendo actualmente la importación de petróleo de Venezuela. “No es una conversación activa por ahora”, dijo en rueda de prensa la portavoz Jen Psaki.
Mientras, el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, aclaró que persiste el reconocimiento de Guaidó como presidente interino de Venezuela.
“Por supuesto, el gobierno de Biden entra en un dilema en cuánto a qué hacer con Guaidó. Lo que sí está claro es que con Maduro van a negociar directamente”, dijo Santolo.
Aseguró que los hechos dejan en evidencia la escasa importancia política del interinato como actor en la negociación o mediación dentro de estos acercamientos.
“A mi modo de ver, Estados Unidos ‘baipaseó’ a Guaidó en este proceso, de modo que el interinato no tiene un peso específico en la política nacional e internacional”.
Para el analista internacional Alejandro Linares, EE. UU. está reconociendo quién tiene la capacidad de acción, y acotó que es muy factible que estos contactos se prolonguen en el tiempo.
“Recordemos que en materia económica, EE. UU. tiene un escenario inflacionario que está golpeando la economía y el bolsillo de los norteamericanos, además, de la subida de los precios de la gasolina y el petróleo a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania. Por ello, está haciendo lo necesario para garantizar el abastecimiento de petróleo que no va a recibir de Rusia y evitar que los precios continúen en alza”.
Linares no descarta que parte de lo que está sobre la mesa es el relajamiento o el retiro de algunas sanciones, aplicadas desde 2017, para que Venezuela pueda venderle petróleo y suplir a EE.UU., aunque bajo condiciones.
“Las estrategias que se han emprendido hasta ahora no han rendido los frutos esperados y es por ello que Biden está experimentando con nuevas formas de abordar el problema a ver si logran conseguir resultados más concretos y específicos”.
Para el analista, queda descartada la idea de que se vaya a ver afectado el reconocimiento internacional del que goza Juan Guaidó, tras los acuerdos a los que pueda llegar con el madurismo, pero deja en evidencia su debilidad institucional.
“60 países mantienen ese reconocimiento, por lo que desestimo que vayan a retirar ese apoyo solo por el hecho de que Biden está en conversaciones con Maduro. Desde mi perspectiva, el que EE. UU. converse con Maduro deja a Guaidó y a la presidencia encargada en una posición de debilidad. Les hacen ver como un actor y una institución, que si bien tienen reconocimiento internacional, no tienen una capacidad real de acción”, apunta.
Habrá que esperar los próximos días y semanas para evaluar si efectivamente existe un cambio en el discurso de las partes que también se traduzca en acciones concretas sobre la relación binacional.
Rafael Arias / Rodolfo Baptista
