El grupo Estado Islámico reclamó la autoría de los ataques con bomba contra dos camionetas en un barrio de mayoría chií de la capital afgana. Entre los siete muertos había dos empleados de la productora estatal de cine, indicó una colega el domingo.
En un comunicado emitido el sábado por la noche, la filial afgana de EI dijo que sus milicianos habían utilizado bombas adhesivas para volar dos camionetas que llevaban “herejes chiíes”. Las bombas adhesivas, que se colocan en autos atrapados en el caótico tráfico de Kabul, son la nueva arma que aterroriza a los afganos en un país que se sume cada vez más en la anarquía.
Entre los seis muertos en el primer ataque estaban Fatima Mohammadi y Tayiba Musavi, que trabajaban para la Organización Afgana de Cine, según tuiteó el domingo la cineasta Sahra Karimi. Sus familias identificaron sus cuerpos calcinados en el hospital forense de Kabul, indicó.
Mohammadi y Musavi eran animadoras y trabajaban en una película infantil. Regresaban a su casa cuando se produjo el ataque, dijo Karimi.
Los ataques del sábado golpearon a dos minivans en la misma carretera con unos 2 kilómetros (1,25 millas) de diferencia en un barrio en el oeste de Kabul. El segundo ataque, que mató a una persona e hirió a cuatro, se produjo ante el hospital Muhammad Ali Jinnah, que atiende a muchos pacientes del COVID-19.
En algunos barrios occidentales de Kabul, donde viven sobre todo miembros de la minoría étnica hazara, incluso salir a hacer recados puede ser peligroso. El grupo Estado Islámico ha realizado ataques similares en la zona, incluidos cuatro ataques el mes pasado contra cuatro minivans, en los que murieron al menos 18 personas.
La mayoría de los hazara son musulmanes chiíes. Los chiíes son una minoría en Afganistán, un país de mayoría suní, y la filial local del grupo EI les ha declarado la guerra.
Un ataque el 8 de mayo contra una escuela de Kabul mató a casi 100 personas, todas miembros de la minoría hazara y la mayoría niñas que salían de clase.
Kabul - Afganistán / Tameem Akhgar / AP
