El reconocido pintor Guy Stanley Philoche quería comprarse un reloj caro tras una exitosa muestra en una galería. Pero llegó la pandemia del coronavirus y pensó en todos los artistas que no tenían la misma suerte que él.
Entonces hizo a un lado su sueño de adquirir un Rolex de 15.000 dólares y decidió hacer otro tipo de inversión: Puso en Instagram un aviso a fines de marzo pidiendo a los artistas que dijesen si tenían algo para vender. Le llovieron ofrecimientos. De a cientos a la vez.
Terminó gastando 60.000 dólares y piensa seguir comprando mientras le quede dinero. Sus propios mecenas tomaron nota de su gesto y le encargaron que adquiera obras para ellos.
“Hay que ayudar a los artistas”, señaló Philoche, un haitiano de 43 años que vino a Estados Unidos a los tres años.
“No soy rico”, expresó. “Pero le debo mucho al mundo del arte. El arte salvó mi vida. Me dije a mí mismo que si me iba bien, trataría de adquirir obras de artistas que no han tenido suerte”.
Philoche busca trabajos que se venden por entre 300 y 500 dólares. Compra solo las cosas que le gustan mucho, ya sea de alguien de Londres como de un estudio pegado al suyo en el East Harlem. Su primera adquisición fue una obra abstracta de Michael Shannon, quien tenía un estudio muy cerca del suyo.
Philoche incluyó a Shannon en una muestra de artistas que descubrió y que presentará en una galería de Nueva York.
Gente
Aproximadamente la mitad de los artistas que está promoviendo son conocidos suyos, sobre todo de Nueva York. Los otros son gente que se comunicó con él a través de Instagram y le mostró sus trabajos.
Philoche, quien estudió arte en Connecticut, donde se radicó su familia, tiene las paredes de su pequeño departamento cubiertas con trabajos de la Colección de Philoche Durante el Covid, desde piezas inspiradas por graffitis hasta obras de arte pop y una enorme pistola con tonos brillantes de rojo, amarillo y azul.
Sus obras se venden por hasta 125.000 dólares cada una. En una reciente entrevista en su estudio mostró trabajos abstractos estilo Mark Rothko, parte de una Serie Sin Título (Untitled Series) con la que se dio a conocer y una colección de mujeres desnudas con la boca tapada con cinta adhesiva. A menudo extravagante, también tiene trabajos inspirados en Monopolio y otros juegos de mesa o en historietas como la de Charlie Brown.
Entre sus clientes figuran el Deutsche Bank, Merrill Lynch and Barclay Investments Inc. y figuras como Uma Thurman, George Clooney y el también pintor Julian Schnabel.
La generosidad no es algo nuevo para el simpático Philoche. A lo largo de su carrera ha tratado de respetar una regla sencilla y de solidarizarse con los demás artistas: Si vende una obra, compra otra. Un encuentro casual con otro pintor amigo cuya esposa esperaba un bebé y que se mostraba preocupado por el futuro con la pandemia fue lo que lo impulsó a tratar de ayudar en esta época tan dura para los artistas.
Conciencia
“No estoy en la primera línea, pero mi comunidad siente el impacto”, expresó. “Era lo que correspondía hacer. Me encanta despertarme en mi departamento todos los días y ver las paredes. Hay cuadros por todos lados, incluso en el piso. Algunos de estos artistas no vendieron un cuadro en su vida”.
Con su bulldog Picasso a su lado, Philoche recordó sus inicios. Se pagó los estudios de arte trabajando a tiempo completo como bartender.
“Nadie me abrió puertas. Tuve que ingresar (al mundo del arte) por la puerta trasera o a través de una ventana”, comentó. “Pero ahora que estoy adentro, con un asiento en la mesa, tengo que abrirles la puerta a estos artistas”.
Nueva York / Leanne Italie / AP