Jackson José Rondón Ramírez, de 20 años, y Vicente Fermín Hernández Patiño, de 28, se conocían desde niños y, con el tiempo, se volvieron amigos, de esos que acostumbran a describirse como inseparables. Ambos nacieron y se criaron en el sector Terraza F de la parroquia Caucagüita, del municipio Sucre, estado Miranda.
Allí también trabajaban en el taller mecánico del padre de Vicente. «En todas las fotos que se tomaban estaban juntos», aseguró un allegado sobre el par que laboraba, comía y rumbeaba casi sin separarse.
La noche del domingo 4 de junio, alrededor de las 10:00 pm, los dos se fueron a una fiesta callejera en el Sector La I, cerca de donde vivían. A la mañana siguiente, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) levantaba sus cuerpos baleados para llevarlos a la morgue de Bello Monte de Caracas. Los mataron en la madrugada.
No era la primera vez que Jackson y Vicente iban a la zona en la que fueron asesinados. La frecuentaban porque allí viven muchos conductores de jeeps, que solían llamarlos al taller en busca de sus servicios. «Por eso se fueron tan confiados. Allí todos sabían quiénes eran ellos», comentó un conocido de una de las víctimas.
A pesar de que asistieron juntos a la fiesta, los cadáveres fueron hallados en diferentes sitios: uno hacia la zona de El Chorrito y otro, a unas cuantas calles, en la calle El Progreso.
Los familiares de los jóvenes supieron de la tragedia al mediodía del lunes 5 de junio de 2023. Como ninguno aparecía, uno de los hermanos de Vicente lo llamó para tener noticias suyas. El teléfono lo atendió un policía y, por eso, lo primero que pensó el muchacho fue que los habían apresado. Del susto, colgó. En una segunda llamada, supo que a Vicente lo habían asesinado junto a Jackson.
Hasta el momento de la publicación de esta nota, los dolientes de las víctimas desconocen las circunstancias del doble homicidio. «Los detectives sospechan que fue una venganza. Pero, ¿por qué? Ninguno tenía enemigos», se preguntó un pariente, quien prefirió no revelar su identidad por temor a represalias, a las afueras de la morgue.
La suposición de los investigadores se apoya en la forma en la que los mataron: cada uno fue baleado con, al menos, una decena de tiros en la cara. No les quitaron sus pertenencias.
«Lo que queremos es que todos los cuerpos de seguridad hagan su trabajo y descubran quiénes fueron esos psicópatas que los mataron así», reclamó un allegado de los jóvenes. Jackson era el segundo de tres hermanos. Vicente era el menor de tres y padre de una niña de tres años.
De acuerdo con datos de Monitor de Víctimas, hasta este doble homicidio, en Caucagüita solo se había registrado un asesinato durante 2023: el de un barbero y pastor de la Iglesia Pentecostal, a quien una banda mató para robarlo en marzo pasado. Durante 2022, hubo 20 víctimas de la violencia en esa parroquia.
Caracas / Runrunes