La caspa es una afección que consiste en el desprendimiento de piel muerta del cuero cabelludo. Se trata de la levadura u hongo Malassezia, un habitante natural de la cabeza, que se alimenta de los aceites grasos secretados por los folículos.
Generalmente el aspecto del cabello se torna áspero. Existen dos clasificaciones de esta enfermedad, la seca y seborreica.
La más común es la primera, debido a que está relacionada con el proceso natural regenerativo de la piel, porque las células se desprenden espontáneamente o al peinarse. Aunque son finas y de tono grisáceo, el pelo se torna áspero, seco y sin brillo.
La seborreica está ligada al aumento de la producción de grasa, que se denomina hiperseborrea. El cabello presenta un aspecto aceitoso y brillante, además provoca la formación de escamas (blancas o amarillentas) que pueden generar alopecia, excesiva picazón y se corre el riesgo de contraer infección, según especialistas consultados por páginas web de salud.
De acuerdo con científicos, la caspa suele salir en la pubertad y empeora después de los 20 años. Su aparición está ligada a la actividad hormonal, aunque no existe nada que lo compruebe.
Sí influye
Pero los expertos dicen que algunos factores sí podrían influir, como la mala alimentación, estrés, desequilibrios hormonales, tensión nerviosa, ansiedad, sudoración abundante o el exceso de grasa en el pelo.
Para combatirla, los dermatólogos señalan que es necesario el uso de productos con antibióticos (ketoconazol) que eliminen y prevengan la aparición de hongos, además de tratamientos que regulen la caída del cabello, como champús que cuiden el cuero cabelludo y no sean agresivos con el pH de la piel.
Puerto La Cruz / Salvador Campos (Pasante USM)