Cientos de personas en Italia se unieron el sábado a la procesión fúnebre de un joven negro cuya brutal muerte a golpes conmovió al país y provocó la condena de los más altos niveles del gobierno.
El primer ministro Giuseppe Conte y el ministro del Interior de Italia asistieron al funeral de Willy Monteiro Duarte, de 21 años, quien fue asesinado durante una pelea en Colleferro, una ciudad en las afueras de Roma, a principios del 6 de septiembre.
Cuatro italianos han sido arrestados, incluidos dos hermanos con antecedentes policiales y experiencia en artes marciales, pero hasta la fecha los fiscales no han indicado si el asesinato fue por motivos raciales.
Los informes de noticias italianos han citado a testigos diciendo que Monteiro Duarte, quien nació en Roma de padres de la nación insular africana de Cabo Verde, intervino mientras veía a un amigo ser golpeado en la pelea y luego él mismo fue golpeado fatalmente.
El asesinato ha tocado la fibra sensible en un país que en los últimos meses ha mostrado un notable sentido de propósito común en su intento por frenar el brote de coronavirus.
Carlo Verdelli, escribiendo en el periódico Corriere della Sera del sábado, dijo que la golpiza era evidencia de otra Italia, una más fea, donde la indiferencia, el odio y la ira están en aumento.
"El funeral de hoy para Willy es el funeral de una nación que no sabe cómo educar o proteger a sus hijos", escribió Verdelli.
Si bien señaló que no se ha establecido un elemento racial, Verdelli manifestó que el asesinato fue evidencia de un “odio a los que son diferentes, que vienen de afuera, que son gordos, débiles, mujeres o minusválidos, o que intentan oponerse a la ley de la supervivencia del más apto".
La procesión fúnebre contó con cientos de personas, la mayoría con camisa blanca y mascarillas, caminando hacia el estadio deportivo donde se honraba a Monteiro Duarte y luego aplaudiendo en respeto mientras se sacaba su ataúd. Fue una fuerte muestra de solidaridad para el joven, un aprendiz de cocinero que ha sido calificado de trabajador y honrado por quienes lo conocieron.
Las fotos de su rostro sonriente se han pegado en los periódicos italianos durante días, junto con las imágenes de los sospechosos, incluidas las que muestran a los hermanos tatuados sin camisa en poses de boxeo.
El asesinato parece haber afectado a Conte a un nivel visceral: luego llamó a la familia para expresar sus condolencias y exigió justicia. Conte también ha dicho que el asesinato no fue un evento aislado y no debe minimizarse.
“Debemos mirarnos a los ojos y ser plenamente conscientes de que hay algunos sectores de la sociedad y sectores marginales de la población que cultivan la mitología de la violencia y la opresión”, dijo a la multitud después del funeral del sábado.
En una publicación separada de Facebook, preguntó qué significa que alguien podría ser asesinado en Italia por haber tratado de ayudar a un amigo.
“¿Le diremos a nuestros hijos que miren hacia otro lado? ¿No intervenir para sofocar disputas o tratar de proteger a amigos más débiles o amigos en dificultades obvias? " Preguntó Conte. “No creo que esta pueda ser la respuesta o el camino a seguir. Más bien, debemos multiplicar nuestros esfuerzos en cada lugar y contexto, para que nuestros hijos crezcan con la cultura del respeto por todo”.
Roma / AP
