A casi tres años de registrarse por primera vez el desbordamiento del río Neverí el 29 de julio del 2021, afectando a varias comunidades de Barcelona, capital del estado Anzoátegui, algunos residentes de la urbanización Cotoperí manifestaron este lunes, que aún padecen las secuelas.
Y es que en varias de las residencias, todavía se percibe el olor a humedad y las familias tratan de reponer, en la medida posible, el deterioro causado en paredes, muebles, camas, gabinetes y hasta puertas de madera.
"En unas 60 casas tuvimos como semana y media con el agua adentro. Yo todavía estoy medio acomodando, me tuve que mudar a los cuartos de arriba, porque los de abajo están con ese olor a humedad", comentó María Gabriela Itriago.
Una señora de la tercera, quien prefirió omitir su nombre, manifestó que se encontraba en una situación similar, porque tuvo que inhabilitar la planta baja.
Itriago dijo que en su momento se acercó un representante de hábitat y vivienda prometiendo realizar una inspección para determinar los daños causados y se quedaron esperando.
Por otro lado, Rosa Guzmán señaló que como consecuencia de la acumulación del agua, también quedaron varias calles en mal estado, siendo la Principal, la más afectada.
"Algunos vecinos tuvieron que colocar cauchos en medio de la vía porque se formó un hueco muy grande. Esa calle se dañó más que todo por el paso de cisternas y hasta ahora nadie ha mostrado interés en recuperarla", expresó Guzmán.
En la comunidad, los vecinos aprovecharon también de hacerles un llamado a las autoridades competentes para que coloquen en funcionamiento la estación de bombeo de aguas servidas que está en la entrada.
Recordaron que en la gestión de la alcaldesa Inés Sifontes, al parecer, instalaron dos bombas nuevas, en la de Guillermo Martínez se arreglaron en dos oportunidades y desde hace más de cinco años, supuestamente, no está operativo este servicio.
Barcelona / Elisa Gómez