Dagmar Turner, una violinista de 53 años, integrante de la orquesta sinfónica de la isla de Wight (sur de Inglaterra), fue diagnosticada de un tumor cerebral de crecimiento lento en 2013. Entonces pidió ser operada cuando este se desarrollara.
Si bien los doctores le dijeron que las posibilidades de éxito eran grandes, el riesgo estaba en que debían abrirle el cráneo y trabajar en el sector afectado, justo al lado del lóbulo frontal derecho de su cerebro. Si la intervención no funcionaba, la mano izquierda de la paciente podía verse afectada y con ello la posibilidad de no poder volver a tocar nunca más el violín.
Por este motivo, Turner acordó con los doctores responsables de la cirugía que la despertaran en plena cirugía para constatar en tiempo real que sus habilidades no se viesen afectadas. De este modo, el 31 de enero en el King’s College de Londres tocó su violín para los mismos médicos que la operaban en tiempo real.
"La idea de no poder tocar más me destrozaba el corazón", señaló Turner, quien agradeció al equipo médico por haber hecho "todo lo posible", y llegó a determinar en qué posición operarla para que ella pudiera tocar, de común acuerdo con ellos.
"Hacemos unas 400 resecciones (extirpación de tumores) al año, lo que a menudo implica despertar a los pacientes para realizarles pruebas de lenguaje", señaló el cirujano jefe en la operación y licenciado en música, Keyoumars Ashkan, "pero fue la primera vez que hice tocar un instrumento a un paciente".
Según éste, el 90 por ciento del tumor fue extirpado, "incluyendo todas las zonas sospechosas de (registrar) una actividad agresiva", en tanto se le permitía a la violinista "conservar el uso pleno de su mano izquierda".
Agencias / Londres