La segunda final inglesa de la Liga de Campeones enfrenta a uno de los clubes más laureados de Europa contra un conjunto que inesperadamente se ha colado dentro de la élite del continente.
Después de perder la final del año pasado ante el Real Madrid, el Liverpool de Juergen Klopp dispone de otra oportunidad de levantar la Copa de Europa por sexta vez el sábado.
Tottenham rara vez acaricia un trofeo.
El club del norte de Londres jugará su primera final de la Champions, el punto culminante de una increíble marcha que ha remecido a las grandes potencias del fútbol europeo.
Mucho se ha hablado de la sequía de 29 años sin títulos de Liverpool en la liga inglesa — una que estuvo a un par de puntos de poner fin hace tres semanas. Pero la de Tottenham duplica eso, remontándose a 1961. Pese a ello, el equipo está en la final sin haber tenido que hacer el extravagante derroche de dinero que clubes como Manchester City y Paris Saint-Germain han realizado — sin éxito — por el mismo objetivo.
El técnico Mauricio Pochettino no pudo adquirir a un solo jugador en las últimas dos ventanas de fichajes — algo inédito para un club de la Liga Premier — debido a la frugalidad que se impuso al completar la construcción de su nuevo estadio, a un costo de 1.000 millones de dólares. De todas formas, el timonel argentino acaba de asegurar la cuarta temporada seguida en la que quedan entre los cuatro primeros de la Liga Premier por encima de Arsenal y Manchester United, clubes con mayor presupuesto.
Clasificarse a la Champions es considerado como todo un logro para un club que sólo ha alcanzado cuatro finales en copas europeas de segundo nivel, la más reciente al ganar la desaparecida Copa UEFA en 1984.
Desde que Pochettino tomó las riendas en 2014, el gasto en fichaje no pasa de las 30 millones de libras (38 millones de dólares). Esa es la sexta parte de lo invertido por Liverpool en los últimos cinco años.
“Uno puede considerar que el técnico tiene plena confianza con quienes ha trabajado en los últimos dos años, que cree en ti y que no quiere traer a nadie para hacerte competencia en tu posición”, dijo el zaguero de Tottenham Danny Rose. “O lo puedes interpretar que nadie quiere jugar en Tottenham, porque el club no tiene dinero para fichar”.
Ese no es el reproche que se lanza a John Henry, el dueño de Liverpool y que también es el patrón de los Medias Rojas de Boston, los campeones del béisbol de las Grandes Ligas en Estados Unidos.
La respuesta de Klopp tras la derrota en la pasada final fue desprenderse del torpe arquero Loris Karius y — por corto tiempo — romper el récord para el fichaje de un portero al llevarse a Alisson Becker de la Roma por 85 millones de dólares.
Aquella final en Kiev fue agónica para Mohamed Salah, quien tuvo que salir del partido en la primera media hora tras sufrir una lesión en el hombro, y Liverpool perdió 3-1. El delantero egipcio no pudo acercarse al botín de 44 goles que facturó la temporada pasada, con 26 en todas las competiciones al repartirse los tantos con sus compañeros Sadio Mané y Roberto Firmino.
Ahora el objetivo es prevenir que Liverpool pierda una tercera final seguida de la Champions desde la última consagración en 2005.
Esa experiencia fue lo que les empujó hasta el último día de la puja por la Premier al amasar 97 puntos que habitualmente hubieran alcanzado para atrapar la corona.
Pochettino afronta las mismas pullas que Klopp por la falta de títulos. Klopp ganó la Bundesliga dos veces con Borussia Dortmund antes de irse a Liverpool en 2015 — pero perdió una final de la Champions con el Dortmund y una final de la Liga Europa con Liverpool.
Pochettino, exdefensor de la selección argentina, dirige a su tercer club tras Espanyol y Southampton, y sigue en busca de una medalla de campeón.
Atrapar la máxima corona de Europa no sería un mal sitial para comenzar para un técnico que siempre está sonando para conducir a clubes de renombre.
Pero Pochettino ha recibido muchos elogios por sacar flote a Tottenham tras cosechar apenas un punto en los primeros tres partidos de la fase de grupos. El pase a los octavos de final fue gracias a un gol postrero de Lucas Moura en la cancha del Barcelona en la última fecha.
Tras perder a Harry Kane en la ida de cuartos ante Manchester City, Tottenham pudo sobrevivir sin su máximo anotador. El gol de Fernando Llorente — y la intervención favorable del VAR para anular un gol de Raheem Sterling — aseguraron la victoria en el marcador global en la casa del City.
En las semifinales, Moura anotó en el que casi fue el último toque del duelo de vuelta para completar una tripleta que revirtió un 3-0 adverso en el global. Si Kane se recupera de una lesión en el tobillo, Moura quedaría relegado a la banca.
Liverpool también protagonizó una remontada de antología en semifinales para eliminar al Barcelona, dándole la vuelta a un 3-0.
Y los de Klopp llegan en plenitud para la cita en la cancha del Atlético de Madrid.
Aunque Tottenham apenas quedó dos puestos debajo de Liverpool como cuarto en la Premier, la brecha entre los dos equipos fue de 26 puntos. Y el club del norte de Londres perdió 2-1 en los dos enfrentamientos ligueros.
MADRID / AP