James Paxton miró al graderío, donde lo ovacionaban unos 20.000 canadienses. El lanzador señaló con un dedo hacia la gran hoja de arce que lleva tatuada en el antebrazo derecho. Era el pitcher visitante, pero había elegido el lugar idóneo para lanzar el juego de su vida. Paxton se convirtió en profeta en su tierra […]