Hace 21 años Hugo Chávez creó la Misión Barrio Adentro. El programa social, no adscrito al Ministerio de Salud, fue concebido como una alternativa a la ya debilitada red pública tradicional y, en palabras del propio expresidente izquierdista, dignificaría “a un pueblo necesitado de un sistema de salud integral, de calidad y gratuita”.
Sin embargo, la realidad difiere de la propuesta inicial. Ni el hecho de ser prioritaria en la asignación de fondos públicos salvó a Barrio Adentro de caer en coma en la Venezuela revolucionaria, donde 85% de los ambulatorios de esa Misión están cerrados -según la organización Médicos Unidos Venezuela- y cuatro de cada diez de venezolanos no van al médico cuando se enferman por falta de dinero, de acuerdo a los datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida.
El Ministerio de Salud, el cuarto gabinete con mayor asignación de recursos en 2023, dio a este programa 11,59% de los 899,7 millones de dólares que le fueron asignados. A ello se le suman los más de $34.000 millones recibidos entre 2003 (cuando se fundó) y 2016. Esta última cifra la destaca Transparencia Venezuela en el boletín “De programa bandera a armatoste en tiempos de pandemia”, donde insistió que esos dineros pudieron ser destinados al fortalecimiento del Sistema Público Nacional de Salud.
Para el doctor Jaime Lorenzo, director de Médicos Unidos de Venezuela, la Misión, en lugar de ser usada como un instrumento político para ideologizar a las comunidades más vulnerables, debería ser reformada para funcionar estrictamente dentro de los márgenes de la medicina preventiva y ayudar a que los hospitales no estén saturados de pacientes con padecimientos que pueden ser resueltos en los niveles más básicos.
En entrevista con TalCual planteó la idea de desarrollar un plan de recuperación de módulos de Barrio Adentro “para que en verdad sirvan como los grandes defensores de la salud pública en el área de prevención».
Lorenzo habla de revisar y tomar lo que funcionó de la experiencia del programa de medicina simplificada aplicada en la década de 1960, en la que las personas de la comunidad recibían un entrenamiento en medicina preventiva y curativa básica.
“El impacto que pudiera tener un cambio sería enorme. Darles un sitio adecuado dentro de la red de salud pública, pero haciéndolo de manera adecuada y utilizando el recurso humano venezolano, que no necesariamente debe ser especialista, sino tener cualidades y ser apoyado constantemente con vigilancia, supervisión y dotación, porque no haces nada con inaugurar y a los tres meses abandonarlos (a los centros asistenciales)».
Y con el director de Médicos Unidos coincide Oscar Feo, coordinador del programa Medicina Integral Comunitaria, encargado de la capacitación del personal de Barrio Adentro. En una entrevista concedida hace dos años a la organización Congreso Norteamericano sobre América Latina (Nacla por sus siglas en inglés), habló de la importancia de “desmedicalizar” el programa social para hacerlo sostenible.
“Desmedicalizar no quiere decir quitar a los médicos, sino integrarlos realmente a la comunidad. El centro debe ser la salud, no la enfermedad. La meta debe ser pasar de la “atención primaria” al “cuidado integral de la salud (…) Tener una potente red comunal de salud estrechamente vinculada a la comunidad y al territorio, que vea no sólo la atención a la enfermedad, sino sobre todo la promoción de la salud”.
Y sí, también la despolitización de la Misión Barrio Adentro es clave para su resucitación. Como dijo Jaime Lorenzo: «lo que se vincula a la salud tiene que salir de la diatriba política, ideológica y partidista. Tiene que trabajarse en acuerdo nacional con los ciudadanos, porque el que va a ser atendido en ese módulo de Barrio Adentro que está cerrado o está trabajando pocas horas no va con la bandera de un partido, ni va por el color de su piel o su religión, va porque está enfermo».
Que Barrio Adentro haya crecido «al margen y sin relación» con el Ministerio de Salud, y bajo la dirección de la Misión Médica Cubana, generó «algunos problemas importantes», consideró el doctor Feo. Él piensa que se adoptó en Venezuela un modelo de atención muy «cubanizado» incapaz de responder a «necesidades muy particulares de la población». Resolver esto pasaría por incorporar los ambulatorios a un ente de la salud, entre otras cosas.
«En la Misión Barrio Adentro no existe una figura de coordinación que mantenga relaciones directas y regulares con los órganos nacionales para fines de aplicación de normativas y procedimientos, gestión de equipamiento, reparaciones, insumos y suministros, control y vigilancia de las actividades realizadas», reseñó un diagnóstico de deficiencias de capacidad estatal en el sector salud publicado en la revista en línea saber de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Al profundizar en su planteamiento, Jaime Lorenzo explica que habría que replicar lo que sirvió del programa de Medicina Simplificada atribuido al médico venezolano sanitarista José Ignacio Baldó, quien lo puso en marcha en la década de los 60. Llegó a ser un proyecto modelo a replicar en países de la región, de acuerdo con consideraciones de la Organización Mundial de Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y se basó en lo siguiente: atender en el interior del país a caseríos de entre 60 y 100 personas, con la creación de módulos de medicina simplificada, atendidos por personas de la comunidad —no médicos o enfermeras— entrenadas por entre tres y seis meses, sobre medicina preventiva y curativa básica.
Esos módulos estaban adscritos a ambulatorios rurales tipo II, de donde eran los doctores que los visitaban cada dos semanas o una vez al mes, a fin de hacer evaluaciones que ratificaran los diagnósticos dados por los auxiliares de medicina a los pobladores. A eso quiere apuntar Lorenzo en una posible reforma de Barrio Adentro, no planteada por el chavismo de manera formal hasta el momento.
A su juicio, también es necesario establecer un marco contralor para la misión, pues aunque Nicolás Maduro dice que en 20 años han hecho 900 millones de consultas, no hay forma de que el Ministerio pueda rendir una memoria y cuenta adaptada a indicadores propios, debido al silencio administrativo «dentro de lo que hace y produce (Barrio Adentro) desde el punto de vista de atención».
«Hay un dinero, lo recibe y lo invierte sin ningún tipo de mecanismo regulatorio y contralor. No sabes en realidad en qué fue gastado porque las estadísticas que te sirven para decir, por ejemplo, se invirtió tanto dinero en el Materno Infantil y se bajó la mortalidad a números tales con X programa y dio un resultado en positivo en la nación», explicó el director de Médicos Unidos Venezuela.
También, tal y como lo ha señalado Transparencia Venezuela, el programa de salud no ha dado información sobre diagnósticos sociales comunitarios ni de seguimiento y reducción de indicadores de salud.
La organización ha recomendado, a fin de optimizar el funcionamiento de la misión, «profundizar el monitoreo y evaluación del programa social e impulsar la construcción de un sistema de indicadores de gestión e impacto, registro y publicación de los centros de salud vinculados a la Misión, a objeto de tener información oportuna sobre su dirección, funcionamiento, presupuesto y organismos de dependencia».
Caracas / TalCual