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Auge y caída de El Koki: el delincuente surgido de las Zonas de Paz que murió intentando recuperar su poder (+Fotos)

febrero 9, 2022
Las autoridades policiales resguardaron la morgue de Bello Monte tras la llegada del cuerpo de Revette / Foto: Twitter

A las 12:20 pm de este martes 8 de febrero ingresaba el cuerpo de Carlos Luis Revette, alias El Koki, a la morgue de Bello Monte, en Caracas. Sin escoltas y en una camioneta negra fue trasladado el cadáver, cerrando así el último capítulo de la historia de uno de los delincuentes más buscados de Venezuela.

El antisocial resultó abatido en el sector La Arenera de Tejerías, estado Aragua, durante un operativo conjunto de fuerzas de seguridad denominado Indio Guaicaipuro II.

El cuerpo sin vida del Koki fue trasladado a la morgue de Bello Monte, en Caracas, este martes 8 de febrero / Foto: Cortesía 

Aunque se presumía que, desde hacía seis meses, el hampón se escondía en Colombia, el pasado domingo se pudo conocer que se encontraba en territorio nacional y había sido cercado por fuerzas policiales, junto a otros líderes negativos que usaban la zona aragüeña como refugio.

Control y poder de fuego

Por Revette, de 44 años, se pedía una recompensa de 500 mil dólares desde mediados de 2021.

El miércoles 7 de julio del año pasado se inició lo que parecía una más de las recurrentes balaceras que mantenían en zozobra a la población de la Cota 905, La Vega y El Paraíso, al suroeste de la capital. Sin embargo, se trataba del comienzo del fin de Revette.

Durante 48 horas -hasta el viernes 9 de julio- se mantuvo un desmedido intercambio de disparos. Alrededor de 3 mil 100 funcionarios armados lograron controlar los sectores que se encontraban bajo el dominio de la megabanda en la zona.

Por Carlos Luis Revette, alias El Koki, otorgaban 500 mil dólares de recompensa / Foto: Archivo

Fueron allanadas instalaciones, viviendas, garitas, puntos de observación e, incluso, un área de fiesta conocida como La Gallera, que eran controlados por el Koki, el Vampi y el Garbis, los cabecillas de las agrupaciones criminales que se entronizaban en la parte alta de la montaña que divide la zona sur y norte de la ciudad.

Los líderes negativos lograron escapar, pero el choque dejó ese día, según cifras oficiales, 26 decesos -22 antisociales y cuatro efectivos. Sobre el cemento de algunas de las calles que recorren los barrios de la Cota 905 quedaron regados centenares de casquillos, testimonio de la intensidad de la refriega.

En manos de El Koki y los otros delincuentes se hallaba un poder de fuego más apropiado para un batallón de guerra. Este fue incautado. El balance de las armas y municiones incluyó, entre muchas otras, 26 fusiles de distintos modelos, cuatro subametralladoras, seis pistolas, un lanzacohetes calibre 84 mm, dos lanzacohetes antitanque y un fusil Barret .50 provisto de mira telescópica -un sofisticado instrumento bélico, con un alcance de 2 mil metros, con 70 balas por minuto.

Con un arsenal tan sofisticado y un dominio territorial erigido desde la impunidad no quedaba duda de que el afianzamiento de los llamados líderes de las megabandas había llevado años en madurar y articularse.

Surgimiento y división de territorios

El ascenso de El Koki en el país puede rastrearse desde comienzos de la década pasada, cuando el gobierno de Nicolás Maduro implementó políticas que dieron carta blanca a la actuación y ocupación territorial de las megabandas a través de las llamadas Zonas de Paz.

Este plan fue impulsado desde 2013 por el entonces viceministro para la Seguridad Ciudadana, José Vicente Rangel Ávalos, y buscaba establecer pactos en territorios más afectados por la delincuencia en el país. En ellos, los cuerpos de seguridad se comprometían a no actuar y mantenerse alejados a cambio de que los irregulares disminuyeran la violencia y se incorporasen a la vida social.

Sin embargo, los índices delictivos continuaron en ascenso y en 2015 los tratados de paz se suspendieron. El Gobierno implementó por primera vez en la Cota 905, la Operación de Liberación al Pueblo (OLP), que fue denunciada por violar derechos humanos y aplicar ejecuciones extrajudiciales.

Para agosto de 2017, Delcy Rodríguez, entonces presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC); Jorge Rodríguez, en su condición de alcalde de Caracas, y el ministro para la Juventud y el Deporte, Pedro Infante, retomaron las negociaciones de paz, lo que llevó –según relatan habitantes de la zona- , a que las bandas tomaran de nuevo el control de la Cota 905.

El Koki llegó a tener un extenso control territorial en el suroeste de Caracas y un poder de fuego más apropiado para un batallón de guerra / Foto: Archivo 

En este contexto se afiazaron figuras que exhibían con arrogancia su poderío y dominio en varios territorios del suroeste: la Cota 905 quedó en manos de Carlos Calderón, alias Vampi –fundador y líder de la organización criminal-, Carlos Luis Revette, alias el Koki; y Garbis Ochoa Ruiz, alias el Garbis. En la parte alta de La Vega actuaba la banda de Jofren Javier Guédez Bullones, alias Mayeya; mientras que en El Valle, los irregulares estaban comandados por Leonardo José Angulo, alias el Loco Leo.

Sin control

Con los años, Revette fue ganando poder de facto a medida que acumulaba armamento de guerra, unificando bandas y consolidando una economía criminal. También buscó mayor influencia social en la Cota 905, convirtiéndose en una suerte de benefactor, todo ello unido al supuesto rechazo que tenía la comunidad hacia ciertas acciones policiales.

El 10 de enero de 2021 surgieron denuncias sobre violencia desproporcionada, especialmente de parte de agentes de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), lo que habría cobrado la vida de hasta 24 habitantes de La Vega.

Y es que la historia había tomó un nuevo giro a finales de 2020 y comienzos de 2021, cuando la megabanda del Vampi y el Koki decidió ampliar su área de influencia para ganar más rentas en el microtráfico de drogas, extorsión y otras actividades delictivas.

Fuentes extraoficiales y vecinos aseguraron a El Tiempo en aquel momento que el aumento de los enfrentamientos se debió a los intentos de la agrupación de hampones de expandirse hacia la parte baja de La Vega, algo que el Gobierno decidió no permitir por no estar inscrita en las Zonas de Paz.

La violencia fue en ascenso con intercambios armados cada vez más fuertes y peligrosos para los vecinos.

En los primeros cuatro meses de 2021 se registraron, al menos, cinco tiroteos de intensa duración (los más cortos eran más frecuentes) con la banda del Koki -y otros líderes como el Vampi y el Garbis.

Uno de estos choques ocurrió el 19 de marzo luego de que un grupo de 30 hombres armados ocupara las entradas de la Cota 905 y tratará de tomar un comando de la Guardia Nacional.

Durante esta incursión falleció Daisy Rivas, una mujer de 55 años que se hallaba en su apartamento de las residencias City Park, en la avenida Páez de El Paraíso. Recibió el impacto de una bala perdida.

El 22 de abril, seis miembros de la banda emboscaron a funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) que se desplazaban en dos unidades por la autopista Norte-Sur, a la altura de El Cementerio.

Días después, el 26 de abril, en horas de la tarde, se registraba un nuevo enfrentamiento. Aunque algunos pobladores se resistían a acostumbrarse, otros comenzaban a verlo como algo común.

Los disparos, que provenían desde la parte alta de La Vega, parecían tener como objetivo a los efectivos policiales que se encontraban en un módulo cercano.

Horas antes, la mañana de ese mismo 26 de abril, el director del Cicpc, Douglas Rico, anunciaba que se estaban llevando a cabo conversaciones con las organizaciones criminales que operaban en la Cota 905 para que depusieran la hostilidad que se había acentuado desde finales de diciembre de 2020.

Rico dijo que “conversar” era la mejor forma de llegar a los objetivos “en sana paz”. “Nuestro gobierno es un gobierno de paz. El diálogo, las conversaciones, las negociaciones son la mejor manera de conseguir la paz”, dijo Rico durante el programa Cicpc al Día, que se transmite vía streaming.

El Koki llegó a tener mucho control en la Cota 905 como líder de una banda criminal

El anuncio fue rechazado por muchos usuarios de las redes sociales, que cuestionaban la tibieza y falta de acciones de fuerza contundentes contra los irregulares.

El sábado 12 de junio, tras el despliegue realizado para recuperar La Vega, la para la época ministra de Relaciones Interiores, Carmen Meléndez, dio a conocer la detención de 38 personas y la incautación de varias armas de fuego. Con ello, el Gobierno aseguraba tener el control de la zona, tomando trincheras y garitas que estaban en manos de las bandas de la Cota 905.

Sin embargo, tuvo que pasar un mes para que efectivamente El Koki y otros líderes negativos fueran desplazados definitivamente.

Regresar para morir

Lo que comenzó el 7 de julio fue el intercambio de plomo con armas de fuego de alto calibre más intenso que se había registrado hasta entonces. Los antisociales al mando del Koki, el Garbis y el Vampi, no sólo dispararon desde la parte alta de los cerros, como en otras oportunidades, sino que también llegaron a transitar calles, avenidas y autopistas con fusiles de asalto.

Según señalaron fuentes extraoficiales, las acciones violentas se desataron como una forma de represalia luego de que Leonardo José Angulo, conocido como el Loco Leo, quien controla la zona de El Valle, resultara herido en las piernas durante un choque con agentes policiales en el barrio 70, en la parte alta de la parroquia.

Esto recibió la respuesta de los antisociales, que bajaron hasta el Boulevard del Cementerio, la plaza Madariaga de El Paraíso, la intersección en la avenida Nueva Granada y la avenida Victoria, entre otras zonas, generando zozobra en la población.

Un operativo conjunto de cuerpos policiales y militares fue desplgado para ultimar a Revette / Foto: Archivo

Luego de las 10:00 pm, se confirmaban, al menos, cuatro fallecidos y más de 10 heridos que fueron trasladados a hospitales.

El caos y el temor se apoderaron de las calles por dos días, en medio de ráfagas incesantes. Ya para el viernes en horas de la tarde, el Koki había logrado escapar.

Aunque muchos apostaban a que permanecía escondido en Colombia, había regresado a Venezuela y su intento de recuperar el dominio territorial y el poder fue frustrado seis meses después. Y esta vez, rápidamente, sin prerrogativas ni concesiones.

Caracas / Rodolfo Baptista

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