Las mascotas, su alimentación y demás cuidados, no escapan de los efectos de la crisis económica y social por la cual atraviesa el país.
Aun cuando son unos integrantes más de las familias, en la mayoría de los hogares anzoatiguenses mantener su comida y demás atenciones se ha convertido en un gran sacrificio, sobre todo si se depende de un salario en bolívares, por los elevados costos de los diferentes productos reservados para ellos.
Ingenio es el término más acertado para describir la labor que tratan de realizar a diario los cuidadores, a fin de sobrellevar la situación: mezclar alimento de animales con otros, asear y curarlos en casa, por ejemplo, son algunas de las alternativas a las que han tenido que recurrir.
“Ya no les compro la misma cantidad de perrarina que solía comprarles antes a mis dos perritos Poodle. Les compraba un saco de 10 o 20 kilos que les duraba hasta seis meses y ahora adquiero uno de cuatro kilos, que la última vez me costó $4. Se la alterno con una preparación de arroz, que ligo con patas e hígado de pollo”, contó la periodista Ericar Bastardo.
En cuanto a los cuidados, señaló que antes los llevaba a la peluquería para el corte de pelo y uñas, pero ahora ella se encarga de estos menesteres.
“Lo mismo sucede con la visita al veterinario. Me he limitado a mis conocimientos. Por ejemplo, los desparasito cada cierto tiempo y trato de darles vitaminas. A Luna, la menor, la última vez que la lleve al veterinario fue hace un año. Voy a las jornadas que hacen por la Misión Nevado. Ellos hacen un chequeo general, los desparasitan, les cortan las uñas y a veces les ponen las vacunas. Te asesoran de manera gratuita, porque ahorita una consulta supera los $20”, recordó.
Casi tres salarios
A pesar de la crisis, el jubilado de la gobernación, Pedro Rojas, manifestó que sus tres perros, de raza Poodle, no se ven tan afectados con la alimentación, porque son prioridad en su casa.
TRES AÑOS CON BAJA DEMANDA
Julio Evora, encargado de Avícola Avora, C.A., ubicada en el sector La Chica de Barcelona, manifestó que desde hace tres años los clientes no compran alimentos especiales por saco, sino al detal y algunos otros productos como nepe, que es harina de maíz.
"Los engorda igual y no les afecta el metabolismo, porque los clientes me dicen que sus perros están bien. Les compran perrarina, pero se las alternan".
Para cuidar su salud, mencionó que compran medicinas para las garrapatas ($5 y $6), jabón ($2) y champú ($4). Mientras que el costo del kilo de alimento va desde Bs 1.200.000 a Bs 16.500.000.
“Ellos comen primero que yo. Ahorita se están comiendo como Bs 26 millones mensuales (2,6 salarios mínimos integrales). Cada 15 días, con la ayuda de mi familia, les compro kilo y medio de la perrarina más barata (Bs 7 millones el kilo) y dos kilos y medio de arroz pico, cuando antes se les daba perrarina sola”.
Para que alcance para dos comidas al día, Rojas contó que pone a remojar en agua 100 gramos de comida para perros, para que esponje, y cocina una taza de arroz para después mezclarlo.
“No es fácil mantener unos perritos como estos, pero yo los cuido como si fueran unas personas, porque son parte de la familia”.
Pero cuando se trata de la salud, el panorama es más incierto, debido a las limitaciones para la atención.
A Rojas le tocó ir a la farmacia, recientemente, a fin de consultar qué le podía dar a una de sus perras que tenía el cuerpo caliente y temblaba, aparentemente era fiebre.
En cambio, Bastardo no corrió con suerte para curar, hace tres meses, a uno de sus tres perros. Un día lo notó triste y pensaba que algo que se había comido le cayó mal, por lo que le dio aceite con leche, con la esperanza de llevarla al día siguiente al veterinario si no mejoraba, pero amaneció sin vida.
Evodio Achique tampoco pudo salvar a uno de sus perros, también de raza Poodle, porque debía operarlo por una infección en los riñones y los gastos salían en $350, hace año y medio.
“Eran dos perros y el otro tuve que darlo en adopción para irme del país por la misma crisis. Regresé hace poco y ya me quiero ir otra vez. Cuando comía tenía que sacar tres platos para ellos y para mí, claro siempre trataba de cocinarles con poca sal, porque eso es lo que les hace daño”, recalcó.
Barcelona / Elisa Gómez