Circular entre las esquinas de las calle Maturín y Freites de Barcelona resulta desagradable. Y es que la presencia de aguas negras y el mal olor que emanan se ha vuelto una incomodidad, tanto para vecinos como para los transeúntes y especialmente para los usuarios del Registro Principal de la ciudad.
Quienes transitan a pie por la zona deben sortear los charcos o esquivarlos por unos cuantos metros para no mojarse, mientras que los choferes de los vehículos y autobuses de transporte público tienen que conducir con lentitud para no salpicar a los que esperan en la parada aledaña.
Manuel Salcedo, vecino de la comunidad, comentó que el problema tiene dos años y pese a que han formulado varias denuncias ante las autoridades gubernamentales, estas no han reparado el ducto colapsado.
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Otra habitante, que prefirió no identificarse, señaló que el agua recorre la calle Freites hasta llegar a la esquina del bulevar 5 de Julio y desemboca en una alcantarilla que a su vez está llena de líquido y desperdicios, por lo cual ellos mismos han tenido que limpiarla.
Barcelona / Milena Pérez