Chevron no la tiene fácil para desmantelar sus operaciones en Venezuela en el plazo de 30 días que le otorgó la OFAC de Estados Unidos. Expertos consultados sostienen que aunque tiene alternativas para mantener una presencia mínima en el país, el plazo es muy corto para llevar a cabo negociaciones que lleguen a acuerdos que satisfagan a todas las partes
La decisión de darle un solo mes de plazo a la petrolera Chevron para cerrar sus operaciones en Venezuela sorprendió a todos, debido -entre otras cosas- a que son muchos los pasos para ejecutar por completo este desmantelamiento con el mejor cuidado posible para los pozos petroleros, para los trabajadores y para el ambiente. Pero a juicio de expertos petroleros consultados, sea el plazo que se le haya dado igual representará un costo importante para la empresa y las consecuencias de ello para el sector petrolero nacional será de una caída significativa en la producción.
La Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos publicó el pasado 4 de marzo, una resolución con el cual se revocó la licencia otorgada a Chevron a finales de 2023. En el documento se establece que la empresa tendrá hasta el próximo 3 de abril para finalizar sus operaciones en Venezuela.
La Licencia 41 daba la posibilidad a la petrolera de desmantelar operaciones en un período de seis meses en caso de ser revocada. Sin embargo, el presidente norteamericano Donald Trump, que desde la campaña prometió no comprar más petróleo a Venezuela, decidió acortar ese plazo.
«Ciertamente 30 días es mucho menos de lo que realmente necesita cualquier empresa petrolera para desmantelar operaciones. Justamente por eso se daba seis meses en la licencia anterior revocada. Y eso combinado con que desde el día que se emitió la resolución de la OFAC, pareciera que Chevron no puede pagar al gobierno ni vender el crudo que ya estaba cargado en algún buque que estaba por partir del puerto o en tránsito«, destacó Francisco Monaldi, experto petrolero y profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y de la Universidad de Rice en Estados Unidos.
Explicó que el tiempo es corto porque toda empresa petrolera cuando entrega operaciones a otra compañía, quiere estar seguro que lo recibió de la misma manera en la que dejaron las instalaciones, para evitar futuras demandas por posibles accidentes; así como el resto de los actos inherentes a la actividad como los administrativos y financieros.
Lo que se desprende de la decisión de otorgarle a Chevron solo 30 días, es que la administración de Donald Trump y de su secretario de Estados Marco Rubio, es ser muy duro y rápido, es decir, no dar espacio como para una negociación extendida, dijo Monaldi.
Por su parte, Rafael Quiroz Serrano, experto petrolero y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), coincide con que el plazo es corto para suspender operaciones, pero que independientemente de ello, representará un alto costo para la empresa norteamericana.
«Cuando las petroleras desmantelan operaciones igualmente significa un alto costo financiero. El procedimiento para llevarlo a cabo cuenta con protocolos establecidos en la industria a nivel mundial», destacó Quiroz Serrano.
Sobre lo que pueda suceder con los pozos que operaba Chevron, Monaldi destacó que la estatal venezolana Petróleos de Venezuela (Pdvsa) puede seguir operando los proyectos de las empresas mixtas, tal y como lo hizo cuando la empresa norteamericana aún no tenía la Licencia 41. «Creo que esto es lo que sucederá en estos 30 días, no espero una discontinuidad de la actividad en los pozos ni los mejoradores».
Quiroz Serrano duda que Pdvsa pueda encargarse de estas operaciones ya que no cuenta con los recursos suficientes para mantener la actividad que tenían estos pozos ni mucho menos para aumentar la producción por esfuerzo propio. «Pdvsa no tiene un centavo más para invertir de la misma manera en la que lo estaba haciendo Chevron y como aún lo hacen Repsol y Eni, y esto a pesar de que estas petroleras solo invierten lo necesario para la producción que tenían hasta ahora. Y el hecho es que no hay quién ocupe ese lugar, por lo que esta situación generará la caída de la producción».
Recalcó el profesor de la UCV que la producción venezolana está por el orden de los 876.000 barriles diarios (b/d), por lo que al descontarse lo que producen sus socias en las empresas mixtas de 312.000 b/d quedan 564.000 b/d. «Eso es lo dramático de esta situación si la revocatoria de la licencia llega a las petroleras europeas».
Pero, ¿qué puede y debe hacer Chevron en este plazo de 30 días? Monaldi sostiene que puede seguir negociando con Venezuela y con el gobierno de Estados Unidos para llegar a acuerdos que satisfaga a las partes y así seguir con su presencia en el país, aunque recalca que el tiempo es corto también para negociar.
Recordó además Monaldi que antes de obtener la Licencia 41 que flexibilizó las restricciones que tenía para operar en Venezuela, Chevron contaba con una Licencia 8 que permite continuar en el país con operaciones básicas en sus instalaciones, es decir, dejar un personal mínimo para velar por el mantenimiento de los activos.
«Creo que una licencia de este tipo puede ser emitida en los próximos 30 días porque si no la situación sería más difícil para Chevron de no saber que ni siquiera puede tener ningún tipo de contacto o de mantenimiento mínimo», indicó el profesor del IESA.
Destacó que existe otra posibilidad que en estos momentos parce remota, pero que no es descartable y es que Chevron pueda negociar con Pdvsa un acuerdo que sea aceptable para la OFAC. Explicó que esa negociación estaría enmarcada en que la norteamericana tome su parte de la producción que haga Pdvsa que podría ser de 30% de acuerdo a su promedio de participación accionaria en las empresas mixtas. «De esta manera se cobra la deuda que tiene la estatal venezolana con Chevron y contaría con recursos para el mantenimiento mínimo de las instalaciones».
Quiroz Serrano agrega otra posibilidad: que Chevron venda su participación en las empresas mixtas, pero a su vez se pregunta ¿Quién estaría interesado en comprar sus acciones en el contexto actual del país, o los iraníes o los rusos? Habrá que ver».
Chevron esperó pacientemente para incrementar su producción en Venezuela tras recibir la licencia ampliada de la OFAC en noviembre de 2022. En plena operatividad, antes de las sanciones de EEUU en 2019, las cuatro instalaciones que manejaba producían en conjunto unos 240.000 b/d, luego operaban a aproximadamente un cuarto de su capacidad instalada. No obstante, con la flexibilización de las sanciones fueron aumentando su extracción de crudo y hasta antes de la revocatoria de la OFAC generaba un volumen de 219.000 b/d.
La petrolera estadounidense tuvo que desembolsar fondos para incrementar la producción en los campos que operaba a través de las empresas mixtas Petroboscán y Petroindependiente en el occidente del país; además de Petropiar y Petroindependencia en la Faja Petrolífera del Orinoco; en las cuales posee en promedio 30% de participación accionaria.
En diciembre de 2022, un informe de la consultora energética Argus Media reseñó que Venezuela tenía unos 18.000 pozos petroleros inoperativos parcial o totalmente y que se requerían 40 mil millones de dólares para recuperarlos.
En primer lugar, describieron unos 1.400 pozos de «Categoría 1» operativos pero en decadencia, que requerirían una inversión menor. La «Categoría 2» hacía alusión a unos 8.700 campos que no estaban operativos pero necesitaban inversiones medianas de $500.000 en cada uno para recuperarlos. Y ubicaron 7.900 pozos en la «Categoría 3» que requerirían la inyección de entre $5 millones y $6 millones para hacerlos comercialmente viables.
Se desconoce cuántos pozos pertenecientes a las empresas mixtas recuperó Chevron desde entonces. Sin embargo, volverán a integrar la lista de pozos inactivos si Pdvsa no logra continuar la extracción de crudo.
Caracas / TalCual