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A un año del fuego en Viña, Chile encara el reto de «asumir» que es un país de incendios

febrero 2, 2025
Voluntarios participan en un desmalezado preventivo contra incendios este jueves, en Valparaíso / Foto: EFE

El devastador fuego que hace un año causó 136 muertos en la región de Valparaíso dejó una enseñanza que hoy comparten expertos y autoridades: así como Chile asumió hace décadas que es un país sísmico y se preparó para ello, ahora tiene que aceptar que los grandes incendios forestales llegaron para quedarse.

Todo empezó el 2 de febrero con cuatro focos en el Lago Peñuelas, a 100 kilómetros de Santiago, que se propagaron rápidamente debido a las fuertes rachas de viento y las altas temperaturas a los cerros de la ciudad de Viña del Mar.

En cuestión de horas, los cerros se convirtieron en ratoneras sin salida, se quemaron vecindarios enteros y el fuego fue considerado como la mayor tragedia desde el terremoto de 2010.

Un año después, el mismo Gobierno ha reconocido que la reconstrucción está siendo lenta y hay siete personas detenidas, entre ellos varios bomberos y funcionarios.

«Las periferias de las ciudades chilenas son modestas y no planificadas. Cuando el incendio forestal llega a estas estructuras precarias encuentra mucho combustible. Viña del Mar no estaba preparada y no tenía sus planes de emergencia al día», explica a EFE Luis Álvarez, de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

«Hoy día en Chile muere más gente por incendios que por naufragios, terremotos o tsunamis», añade Álvarez.

El punto de inflexión

Por su abrupta topografía, sus grandes bosques y su clima, Chile siempre ha tenido incendios, pero su frecuencia e intensidad ha aumentado desde 2010, según la organización del Gobierno Corporación Nacional Forestal (Conaf).

El cambio climático, la sequía que dura más de una década y la expansión de la llamada «interfaz urbano rural» (zonas donde se mezclan vegetación combustible y edificios) han contribuido a ello, de acuerdo a expertos.

Chile incendios
Voluntarios en un desmalezado contra incendios este jueves, en Valparaíso (Chile). 

El gran punto de inflexión lo marcan los fuegos de 2017, que consumieron casi 600.000 hectáreas entre O’Higgins, Maule y Biobío (centro sur) y obligaron a cambiar la escala con la que se medían los incendios a nivel global.

«Vinieron especialistas de todo el mundo para entender qué había pasado. Los denominaron ‘incendios de sexta generación’ porque llegaron a alterar la dinámica de las capas altas de la atmósfera y a crear verdaderas tormentas de fuego. Nunca había pasado algo así», comenta a EFE Aída Baldini, directora de Conaf.

Desde entonces, el presupuesto estatal ha crecido de manera exponencial (este año alcanza los 156 millones de dólares) y hoy en día el país cuenta con más de 3.000 brigadistas y 77 aeronaves, entre ellas dos cisternas con 15.000 litros de capacidad.
La poderosa industria maderera también cuenta con sus propios equipos y con un presupuesto similar al estatal.

«Cambio como sociedad»

Expertos y autoridades coinciden en que el presupuesto siempre puede mejorar, pero que ya no es el principal problema: «Es un tema muy preocupante, que va más allá del gasto público. Tiene que ver con un cambio como sociedad», indica a EFE Miguel Castillo, de la Universidad de Chile.

Para Estefanía González, subdirectora de campañas en Greenpeace Andino, también son necesarias «políticas de ordenamiento territorial y políticas forestales que pongan freno a la expansión de especies muy inflamables, como el pino y el eucalipto», destaca a EFE.

El Parlamento chileno se encuentra debatiendo desde hace meses un proyecto de Ley de Incendios que incluye planes de prevención, cortafuegos y multas para quienes no realicen labores de prevención, y limita el cambio de uso de suelos afectados por incendios.

Preparar las comunidades en Chile para los incendios

En los últimos años han aumentado además los recursos para las campañas de comunicación y las iniciativas tanto públicas como privadas para generar conciencia entre la población y preparar a la comunidades más expuestas.

Bejamín Rodríguez es un estudiante de Valparaíso, vecino del Cerro San Roque, que esta semana ha hecho parte junto a otros jóvenes de la zona y que es consciente de que «hay una ausencia de cultura sobre la prevención de incendios, pese a que han marcado nuestra historia».

Chile incendios
Voluntarios en un desmalezado contra incendios este jueves, en Valparaíso (Chile). 

«Los mapuches denominaron a Valpraiso ‘Alimapu’, que significa tierra quemada», recuerda a EFE.

Chile, ahora llegó a la conclusión, por su parte la directora de Conaf, «que es un país sísmico y ahora le toca aceptar que un país de incendios».

Chile / EFE

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