Un campo de girasoles con al menos 10.000 plantas promovido por una familia de emprendedores ha emergido en una localidad de Nicaragua, atrayendo a turistas de todas partes por la curiosidad que despierta esa colorida planta que se asemeja al sol y que ha inspirado famosas obras de arte.
“Heliconias Nicaragua” es el nombre de ese campo de girasoles, situado en el pintoresco municipio de Catarina, a 36 kilómetros al sureste de Managua, y que se ha convertido en un nuevo atractivo para los visitantes que acuden a contemplar esas plantas y a disfrutar de la naturaleza del lugar.
El municipio forma parte de los llamados ´Pueblos Blancos´, el eje turístico denominado ´Ruta de la Meseta de los Pueblos´, una zona que se dedica a la producción de flores y plantas.
El campo de girasoles, que abrió sus puertas en octubre pasado, es promovido casi en su totalidad con fondos propios de una familia, explica a EFE el promotor de esa iniciativa turística, Manuel Latino.
Latino, que atiende el huerto con su familia, dice que la idea es desarrollar el ecoturismo en su finca, donde han cultivado unos 10.000 girasoles, inicialmente de una variedad y ahora tienen cuatro.
El emprendedor cuenta que el popular negocio arrancó únicamente comercializando flores, entre ellos los coloridos girasoles, sin embargo los clientes comenzaron a mostrar curiosidad por conocer el lugar y ahora es un referente único en la zona.
“Ha sido de gran bendición para mi familia y para mi pueblo”, afirma Latino, que hace el trabajo diario con otros nueve colaboradores.
Los visitantes, dice, además de observar esta flor, que se cree es símbolo de felicidad, vitalidad, positivismo y energía, contribuyen para el sustento de las familias que colaboran en ese campo y ayudan a fomentar el turismo.
En temporada cumbre de floración, la finca recibe entre 300 y 500 personas a diario, que acuden a observar esa planta que ha servido de inspiración para elaborar famosas obras de arte, como ´Los Girasoles´ del conocido genio neerlandés Vincent Van Gogh.
En la finca además hay sandías y una gran variedad de heliconias, de ahí el nombre del campo.
Latino, no obstante, explica que su intención por ahora es centrarse en los girasoles y dedicar una parte de la finca a esa planta, que tiene la capacidad de moverse y orientar sus hojas, sus tallos y sus flores hacia el sol de manera natural.
El proceso de crecimiento de los girasoles es gradual y constante y puede variar en función del clima, la calidad del suelo y la cantidad de agua recibida.
Esa planta es originaria de América, aunque en la actualidad se cultiva por todo el mundo. El girasol tarda en florecer entre 53 y 60 días.
Y cada vez que eso ocurre, de acuerdo con Latino, se trata de ofrecer algo novedoso, por eso mismo, en el próximo brote de flores, en junio, se espera observar por primera vez en la zona el girasol blanco, una variedad de semilla traída desde Guatemala.
“Es la primera vez que vamos a poder apreciar la floración del girasol blanco» en Nicaragua, destaca.
Por ahora, las variedades que existen son los girasoles clásicos, que son los del centro oscuro, así como girasol horizonte y girasol molino rojo, que se caracteriza por mostrar un color rojo intenso con centro marrón oscuro.
Otra variedad es exhibida en el vivero por semillas híbridas que han sido importadas, y también por la “polinización cruzada” que realizan las abejas donde se ha logrado tener otras características dentro de las girasoles comunes como el color, la resistencia a la sequía y plagas.
Managua / EFE