En los últimos meses han reaparecido los vendedores informales dentro de las unidades colectivas de la zona metropolitana de Anzoátegui. Estos individuos ofrecen, en su mayoría, productos confiteros como chupetas, caramelos y chocolates, así como artículos de papelería a menor costo que en los establecimientos comerciales.
Estos mercaderes alegan que se ven obligados a abordar los autobuses para vender sus productos porque no logran conseguir un empleo estable. Otros confiesan que este tipo de actividad les genera mejores ganancias diarias que un trabajo formal. Coinciden en que la situación del país “está muy difícil”, por lo que deben salir a la calle a buscar dinero para poder subsistir.
Sin embargo, varios pasajeros manifiestan incomodidad ante esta situación, ya que argumentan que estos vendedores, durante sus discursos de ofrecimiento de su mercancía, tienden a amedrentarlos con actitudes “malandras”.
Choferes y colectores también demuestran no estar a gusto con la reiterada presencia de estos expendedores ambulantes porque entorpecen el paso en el pasillo de los vehículos.
También se pueden observar en los buses a personas que piden dinero a los usuarios como “colaboración” ante su precaria situación económica.
Ciudadanos comentan que a diferentes horas se montan para contar la misma historia e intentar “aprovecharse de la compasión” que puedan recibir de sus “víctimas”.
Cabe recordar que estos vendedores dejaron de observarse en las unidades de transporte desde mediados de 2018, cuando se agudizó la escasez de dinero en efectivo.
Puerto La Cruz / Andrea Aroca
