Después de semanas de protestas a nivel nacional por la muerte de George Floyd, el presidente Donald Trump firmó el martes un decreto que —dijo— fomentará mejores prácticas policiales. Pero no hizo mención del actual debate nacional sobre el racismo que surgió tras los homicidios de hombres y mujeres afroestadounidenses a manos de la policía.
Trump se reunió en privado con las familias de varios afroestadounidenses muertos durante interacciones con la policía antes de la ceremonia de firma del decreto en la Casa Blanca, y afirmó que le afligía la pérdida de vidas y la devastación de las familias. Sin embargo, cambio rápidamente de tono y dedicó la mayor parte de sus declaraciones públicas a la necesidad de respetar y apoyar a “los hombres y mujeres valientes vestidos de azul que vigilan nuestras calles y nos mantienen seguros”.
El presidente dijo que los agentes que han aplicado una fuerza excesiva son un número “diminuto” de casos entre las “confiables” filas de policías.
“Reducir la delincuencia y elevar los estándares no son metas opuestas”, dijo el mandatario antes de firmar la orden ejecutiva, flanqueado por policías.
Trump y los republicanos en el Congreso se han visto obligados a responder con premura a las manifestaciones multitudinarias contra la brutalidad policial y los prejuicios raciales que se han registrado durante semanas en el país debido a las muertes de Floyd y otros afroestadounidenses.
Se trata de un súbito giro que subraya la rapidez con que las protestas han modificado la conversación política y apremiado a Washington a adoptar medidas.
Pero Trump, que ha enfrentado criticas por no reconocer los prejuicios raciales sistémicos y por haber defendido antes una mayor rudeza de la policía contra los sospechosos, ha mantenido su postura sobre el “orden público”.
Durante el acto de firma, Trump arremetió contra quienes escenificaron hechos de violencia durante las protestas predominantemenete pacíficas y ensalzó a la vasta mayoría de agentes, a quienes describió como servidores públicos desinteresados.
El decreto de Trump crearía una base de datos que dé seguimiento a los agentes con denuncias de uso excesivo de la fuerza. Muchos agentes que terminaron implicados en incidentes fatales tenían un largo historial de quejas, como Derek Chauvin, el policía blanco de Minneapolis acusado de homicidio por la muerte de Floyd. Esos expedientes a menudo no son hechos públicos, lo que dificulta saber si un policía tiene antecedentes de ese tipo.
El decreto de Trump también dará a los departamentos de policía un incentivo financiero para que adopten mejores prácticas y alentará programas en los que trabajadores sociales se sumen a los agentes que atiendan incidentes no violentos que impliquen situaciones de salud mental, adicción e indigencia.
Trump señaló que, como parte del decreto, se prohibirá a los agentes sujetar a personas del cuello, una técnica de inmovilización que se ha convertido en un símbolo de la brutalidad policial, “salvo si la vida del policía corre peligro”.
Washington / AP