Los vecinos de Sabana de Catuaro, Sabana de Brito y La Horqueta en el municipio Ribero del estado Sucre cerraron las puertas de la escuela indígena Adrián Quijada, que atiende a los niños de la zona, porque prefieren que sus hijos no reciban educación formal, a que terminen por enfermarse por consumir agua de una laguna.
Milagros Aguilera, dirigente vecinal de Sabana de Catuaro, dijo que en la zona no tienen un río, no cuentan con pozos, no hay acueducto y sólo la laguna les sirve para bañarse, lavar y hacer todas las labores del hogar.
Pero resulta que la laguna, que es artificial, la hicieron como un abrevadero para animales y los niños se bañan allí. “La laguna no tiene desagüe, el agua está estancada”.
La vecina reseñó que también hay otros problemas en la comunidad, como la falta de una cocina en la escuela indígena, por lo que preparan los alimentos en un fogón. Tampoco han terminado los módulos que comenzaron hace ocho años.
Aguilera dijo que en la comunidad se conformó un equipo para salir a pelear por las necesidades. En este participan Roselys Brito, Juan Romero, Saidel Valdez y Amir Rodríguez.
Dijeron que cuentan con el respaldo de todo el pueblo y de quienes laboran en la escuela, para que luchen por las necesidades.
Aguilera señaló que aspiran el reinicio de operaciones del acueducto y del tanque de Tarpax, que tiene dos anillos deteriorados por donde pierde agua.
“Queremos nueva tubería de Clavellinos a Catuaro, una tubería aérea y de hierro, porque la que está ahora es de plástico y hay un botadero de agua, sólo llega a cierta parte, no llega a la comunidad”.
Los vecinos denunciaron que las cisternas van cada cuatro meses y son paños de agua tibia. “Si esa cisterna llega, el pueblo no la va a recibir”.
Sucre/ Yumelys Díaz
