De adornos urbanos. Así han quedado las pasarelas en Puerto La Cruz debido a que los ciudadanos ya no les dan uso.
Algunos habitantes responsabilizan a las autoridades locales de esta situación, pues aseguran que no les hacen mantenimiento; otros apuntan a la falta de conciencia de las personas que prefieren poner en riesgo sus vidas cruzando los canales vehiculares.
De cualquier manera, estos viaductos peatonales han pasado al olvido y, en algunos casos, se han convertido en escenarios de accidentes.
La pasarela ubicada al frente del Colegio Juan Antonio Sotillo en la avenida Municipal es un reflejo de lo expuesto.
Los estudiantes de este plantel optan por cruzar la transitada vía sin percatarse de los vehículos que vienen, por lo cual en determinadas ocasiones se ven en la obligación de hacerlo en veloz carrera.
En defensa de los jóvenes, transeúntes señalaron que utilizarla esa estructura se ha convertido en un “peligro” debido a su inestabilidad e inseguridad.
La portocruzana Rosaura Amundaray comentó que algunas de las láminas de metal del piso de la pasarela están despegadas, por lo cual los usuarios pudieran tropezar y caerse.
Agregó que también que ha escuchado historias sobre atracos que suceden en lo alto de la pasarela.
Lo mismo ocurre con los puentes peatonales ubicados en Pozuelos y en la entrada del barrio Molorca. Ambos tienen las piezas de metal rotas, hundidas o levantadas, representando un riesgo para los usuarios.
Estos, además, están sobre la avenida Intercomunal Jorge Rodríguez, una de las principales vías de la zona norte; así como cerca de paradas de transporte público, factores que aumentan la posibilidad de accidentes.
“¿Cómo hace una persona en sillas de ruedas o con alguna discapacidad motora? Es más fácil pasar por la carretera que subir las escaleras”, cuestionó Alexa Castillo, vecina de Molorca.
Algunos ciudadanos afirmaron que si las pasarelas estuvieran en mejor estado y acondicionadas para casos especiales no dudarían en utilizarlas, pero que por ahora prefieren “la rapidez, la comodidad y hasta la seguridad” de llegar al otro lado caminando por las avenidas.
Puerto La Cruz / Andrea Aroca
