La primera versión de Mickey Mouse (1928), el ratón más famoso creado por Walt Disney, entró al dominio público en Estados Unidos el primer día de 2024, abriendo la puerta a un sinfín de oportunidades creativas que permitan mirar al personaje desde un prisma más actual.
Después de prolongar durante años los derechos de autor de su emblemático personaje, a partir del 1 de enero de 2024, Disney dejó de ser dueño de las versiones de Mickey y Minnie Mouse que aparecen en los cortos ‘Steamboat Willie’ y ‘Plane Crazy’ de 1928.
Eso significa que creativos, artistas, directores y el público en general tendrán la oportunidad de utilizar dicha creación para sus propias interpretaciones y versiones sin tener que pagar derechos de autor.
«Es difícil predecir (qué pasará), pero sabemos que cuando las obras pasan a ser de dominio público, esto puede generar tanto un interés renovado por la obra original, como una nueva ola creativa basada en esa obra», dijo a EFE Jennifer Jenkins, directora del Centro de Estudios del Dominio Público de la facultad de Derecho de Duke de Carolina del Norte (EE.UU.).
A partir de ahora, las posibilidades creativas para Mickey Mouse serán infinitas. Ejemplos de ello son las nuevas versiones, radicalmente distintas a las originales, que han surgido desde que ingresaran en 2021 al dominio público ‘The Great Gatsby’ de F. Scott Fitzgerald o ‘Winnie-the-Pooh” de A.A. Milne.
En concreto, el glamuroso mundo de los años 20 presentado en el libro de Fitzgerald se transformó en una historia con zombies en la novela ‘The Great Gatsby and the Zombies’, escrita por Wayne Soini.
Mientras tanto, el adorable oso amarillo y sus amigos adoptaron un giro oscuro al convertirse en vengativos asesinos en el filme de terror slasher ‘Winnie-the-Pooh: Blood and Honey’, dirigido por Rhys Frake-Waterfield.
Pese a la liberación de esos personajes, y ahora de Mickey Mouse, durante casi dos décadas ningún trabajo creativo pudo acceder al dominio público gracias a la llamada ley de ampliación de los derechos de autor, aprobada por el Congreso de EE.UU. en 1998 y que extendía los derechos intelectuales de algunas obras por otros 20 años.
La ley tenía entre sus principales impulsores a Disney y su influencia fue tan significativa que fue conocida popularmente como la ley de ‘Protección a Mickey Mouse’, un nombre que aunque Jenkins considera «exagerado», tuvo entre sus principales ejes de debate el uso público del simpático ratón.
Los esfuerzos de Disney por retener el control de los derechos de Mickey Mouse plantean una interesante contradicción para una empresa que ha fundamentado gran parte de su creación en el uso de historias de dominio público, como ‘Pinocchio’ de Carlo Collodi o ‘Blancanieves’ de los Hermanos Grimm, entre otras.
En su artículo ‘Mickey, Disney, and the Public Domain: a 95-year Love Triangle’, Jenkins explica que incluso el propio Mickey Mouse se originó a partir de la inspiración de la creatividad ajena, al incorporar los rasgos expresivos de Charles Chaplin, según reveló el propio Walt Disney.
Además, pese a la apertura, Disney seguirá conservando muchos beneficios vinculados al personaje. Habrá restricciones para el uso en el dominio público del ratón, que solo podrá ser representado en blanco y negro y no podrá transformarse en una marca comercial.
«Disney aún conserva muchas propiedades valiosas, por lo que es posible que esto no afecte a su cuenta de resultados. Además, esto permite a Disney aportar algo valioso al dominio público del que se ha nutrido tan brillantemente», consideró Jenkins.
Junto con Mickey y Minnie, otro puñado de obras y creaciones se abrieron al dominio público el primer día de 2024.
Entre ellas se encuentra la versión original de Erich Maria Remarque de ‘All Quiet on the Western Front’, cuya tercera adaptación cinematográfica recibió notable reconocimiento en la última entrega de los premios Óscar.
También se suma el cuento ‘House at Pooh Corner’, que introduce por primera vez al simpático personaje infantil de Tigger, y el célebre tema de Cole Porter ‘Let’s Do It (Let’s Fall in Love)’, inmortalizado por destacadas voces como las de Ella Fitzgerald o Eartha Kitt.
Los Ángeles / EFE