El clamor de los habitantes de la avenida Bermúdez, la cual divide a los sectores Barrio Sucre y El Espejo I de Barcelona, finalmente fue escuchado.
Tras más de seis años de expresar sus quejas por las malas condiciones de la vialidad y el colapso de las cloacas y luego de la colocación de una tubería, de la cual, aseguraron, que no le vieron los resultados deseados, actualmente, la alcaldía, a través de la Corporación de Obras Barcelona (Corpobar) desarrolla unos trabajos que, supuestamente, comprenden la rehabilitación integral.
"Nosotros tenemos una data de casi 40 años con este problema de las aguas negras. Si bien es cierto que en gestiones anteriores intentaron solucionar el problema, no se hizo a profundidad. En esta oportunidad, la alcaldesa está trabajando más a fondo. Estamos excavando 250 metros para poder descubrir el problema y poco a poco se ha logrado, tanto así, que en algunas calles ya dejó de botar agua", expresó Filis Díaz, uno de los líderes de la comunidad.
Señaló que la calle 23 de enero, una de las más afectadas, ya se encuentra completamente seca y los trabajos aún no han sido culminados.
"Eso quiere decir que cuando el trabajo concluya, vamos a tener solventada toda la situación que tanto nos causó molestia a los vecinos por el agua frente a sus casas", enfatizó Díaz.
El coordinador de la Corporación de Servicios Públicos por la parroquia El Carmen, Ricardo Pérez, informó que el ayuntamiento repara un colector caído de 250 metros lineales, que empieza desde la calle Urica hasta el tramo de la escuela José Bernardo Gómez, para beneficiar no sólo a los habitantes de esta arteria vial, sino de calles vecinas.
"Se está reparando con tubería (18 pulgadas) completamente nueva. También se va a asfaltar e iluminar al 100% toda la avenida", indicó.
Según Pérez, la obra, que se inició hace exactamente un mes, lleva 60% de avance. Al parecer, nada más la ejecución de la rehabilitación del colector la plantearon para dos meses y medio, para posteriormente avanzar en la reconstrucción de la isla y el asfalto.
Barcelona / Elisa Gómez
