El señor Jorge Molina, quien actualmente no cuenta con un trabajo formal, cada día se pone de acuerdo con su pareja, alistan a sus hijos para que los acompañen y toman 14 envases de refresco de dos litros para trasladarse a pie hasta un canal que se encuentra antes de llegar a la planta de bombeo de Curaguaro, en El Rincón, zona rural del municipio Sotillo, con el objetivo de abastecerse de agua.
¿El motivo? El servicio de distribución del recurso hídrico es "muy deficiente" en San Miguel Arcángel II, comunidad donde reside desde hace un año.
Molina define esta travesía como "un trajín" y asegura que en ocasiones ha emprendido el forzado viaje hasta cuatro veces en un mismo día.
"El agua viene martes y miércoles, y va y viene, no es constante ni viene con mucha presión. Muchas veces tenemos que ponernos en la entrada de la casa a llenar los envases con una manguera porque, como viene con baja presión, adentro no llega por tubería. Hasta para lavar es un problema cuando viene el agua. Nosotros generalmente cargamos agua desde el chorro de la entrada hasta la lavadora para poder llenarla", relató el desempleado, quien agregó que en algunas viviendas no llega ni una gota del líquido, cuando hay baja presión en el suministro.
Otro de los que manifestó su descontento por las fallas en la distribución de agua potable en la zona fue el pensionado Luis García, quien confirmó que también le ha tocado ir a buscar el preciado líquido en el canal antes mencionado u otras quebradas.
"En mi casa vamos hasta tres veces a la semana. Hay personas que no sólo cargan agua allá, sino que aprovechan y se bañan y hasta lavan su ropa en ese sitio", indicó.
El adulto mayor señaló, además, que este problema ya ha sido planteado a las autoridades por parte del consejo comunal, pero hasta la fecha no les han ofrecido una solución.
"Yo creo que tienen que buscar respuesta al tema del agua y también al problema de la luz, porque uno siempre tiene miedo, ya que con esas fallas eléctricas se queman los equipos de la casa", comentó García, quien reside en la calle Bolívar, donde estuvieron más de una semana sin luz porque un transformador se dañó.
A pesar de que la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) ya instaló un nuevo generador de energía, varios de los residentes insisten en que se debe colocar uno adicional para que las viviendas de la calle Girasol se desliguen de ese equipo, el cual consideran que está "sobrecargado".
Los vecinos que fueron entrevistados también aprovecharon la oportunidad para denunciar que desde "hace muchos años" las calles de la comunidad San Miguel Arcángel II no han sido asfaltadas.
En estas vías predominan el polvo, piedras, huecos, desniveles y maleza.
Incluso en la calle Bolívar, justo antes de llegar a la avenida para salir de la zona, ese tramo se encuentra intransitable.
"Eso tiene más de seis años así, lleno de monte y deteriorado, porque cuando llueve por aquí pasa una quebrada y eso se ha ido comiendo la calle. Eso es horrible cuando llueve, pues no podemos entrar ni salir de la casa, siempre quedamos presos. Si se presenta una emergencia en ese momento, ¿cómo salimos?, se preguntó el ama de casa María Díaz, quien añadió que la alcaldía del municipio Sotillo debería prestarle más atención a esa comunidad.
Johana Borges, vocera de alimentación del consejo comunal que funciona en San Miguel Arcángel II, explicó que las fallas en el servicio de agua potable afectan a unas 239 familias.
Adicional a eso, dijo, también se ven perjudicadas alrededor de nueve comunidades más. "Las que están desde El Crucero hasta la comunidad La Tormenta".
Explicó que el suministro no es constante, producto de que se hace una rotación cada semana para que llegue agua algunos días a El Rincón y otros a San Diego.
"Nosotros hemos hablado con la promotora de los consejos comunales para hacer un proyecto con el propósito de solicitar una mini planta de tratamiento, como la de El Rincón, que pueda servir para abastecer estas comunidades que padecen por la falta de agua. La otra opción es ampliar la planta potabilizadora de El Rincón para surtirnos de allí. Aquí el agua es inconstante, a veces viene fuerte, a veces poca, en oportunidades tenemos agua el martes y miércoles, la cierran el jueves, y abren de nuevo el viernes. Es muy intermitente. Todos padecemos", acotó.
Sobre el asfaltado de las calles, la dirigente vecinal precisó que la Bolívar ha sido rehabilitada, pero la quebrada "se ha comido el asfalto". "Allí se tiene que hacer algo como con pavicreto", finalizó Borges.
Puerto La Cruz / Jesús Bermúdez