Preocupada. Así se encuentra la profesora bibliotecaria, Adela Gutiérrez, porque en el territorio anzoatiguense no existen espacios para albergar a personas, como su hijo, que padezcan de alguna enfermedad psiquiátrica.
“En Anzoátegui no hay sitios para recluir a pacientes mentales. Mi hijo es esquizofrénico y desde hace 10 años no he tenido descanso, porque no he podido internarlo en algún centro. Ya estoy agotada, ya tengo casi 70 años y la energía no es la misma. Dónde está mi ley como mujer y como anciana”, se preguntó.
Gutiérrez teme que por las condiciones mentales, su descendiente la maltrate y hasta ocasione un accidente en su residencia, la cual tuvo que abandonar hace dos meses por precaución.
“Trató de pegarme y gracias a los vecinos no logró su objetivo, pero me tiene la casa destrozada. Ahora yo estoy fuera, sin tener donde vivir. Pero mi temor más grande es porque es piromaniaco, mantiene la cocina encendida y eso puede provocar un incendio, que afecte a la familia de al lado, la cual tiene tres niños. De verdad que esta situación me tiene angustiada. He estado toda mi vida trabajando con el gobierno y no he conseguido ayuda”, enfatizó.
Gutiérrez sugiere que las casas de abrigo de la zona metropolitana sean acondicionadas para que brinden atención a este tipo de personas.
Barcelona / Elisa Gómez
