
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este jueves que la actual campaña de presión de su Gobierno sobre Venezuela «trata sobre muchas cosas» y, nuevamente, señaló temas como la inmigración o el tráfico de drogas.
«Se trata de muchas cosas», respondió Trump cuando le preguntaron en el Despacho Oval sobre si el actual despliegue militar en el Caribe trata «sobre tráfico de drogas o sobre petróleo», en referencia al petrolero venezolano que Washington incautó el miércoles y cuyo cargamento de crudo tiene previsto confiscar.
El republicano evitó responder directamente al asunto del petróleo, un factor señalado por aquellos críticos con la campaña de presión sobre Caracas, un dispositivo que muchos consideran que busca exclusivamente sacar del poder al Gobierno de Nicolás Maduro.
«Una de ellas es el hecho de que han permitido que millones de personas entren a nuestro país, incluyendo presos, narcotraficantes y personas de instituciones psiquiátricas, probablemente en una proporción mayor que la de cualquier otro país», explicó Trump usando un argumento que ha repetido varias veces este año pero que nunca se ha contrastado con datos.

Trump también denunció una vez más que la cúpula de Gobierno y el Ejército en Venezuela están involucrados en el envío de droga a EE.UU. y destacó que las operaciones militares para destruir lanchas supuestamente usadas por traficantes de drogas en el Caribe y el Pacífico oriental han reducido en un 92 % el narcotráfico en esas rutas.
«Cualquiera que se involucre en eso ahora mismo no le va a ir bien», apuntó Trump, que volvió a repetir que los ataques «en tierra» sobre grupos que Washington asegura que están involucrados en tráfico de estupefacientes «se están poniendo en marcha».
«Nos han tratado mal y supongo que ahora nosotros no los estamos tratando demasiado bien», concluyó Trump.
Por su parte, Maduro aseguró que el destino de su país y de Estados Unidos tiene que ser el «respeto, la amistad, la cooperación», por lo que pidió a los ciudadanos estadounidenses «amarrar las manos de los sectores extremistas, supremacistas y guerreristas».
Entretanto, este jueves Estados Unidos impuso sanciones a tres sobrinos del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a los que acusa de tener vínculos con el narcotráfico.
El Departamento del Tesoro incluyó en la lista de sancionados a Efraín Antonio Campo Flores, Francisco Flores de Freitas y a Carlos Erik Malpica Flores, todos ellos emparentados con la esposa de Maduro, Cilia Flores.
Los tres forman parte de una batería de sanciones de la Administración de Donald Trump que también afecta al sector petrolero de Venezuela, incluyendo a un empresario y seis compañías navieras, y bloqueando a seis buques.
El Departamento del Tesoro apuntó en un comunicado que Campo Flores y Flores de Freitas, conocidos como los «narcosobrinos», fueron arrestados en Haití en 2015 por narcotráfico y condenados en Estados Unidos en 2016.
La anterior Administración de Joe Biden los indultó en octubre de 2022 como parte de un intercambio con el Gobierno de Nicolás Maduro y regresaron a Venezuela, desde donde, según Washington, retomaron las actividades de narcotráfico en 2025.

Según el Tesoro, Malpica Flores, el tercero de los sobrinos, fue vicepresidente de la petrolera estatal PDVSA y fue objeto de sanciones en 2017, pero en 2022 el Gobierno de Biden se las retiró para facilitar un acuerdo con Maduro para la celebración de unas elecciones democráticas.
Entre los otros sancionados está también Ramón Carretero Napolitano, empresario de Panamá que, según Washington, «ha participado en lucrativos contratos con el régimen de Maduro».
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, explicó que las sanciones sirven para deshacer «el fallido intento de la Administración de Biden de llegar a un acuerdo con Maduro que permitió su control dictatorial».
El Departamento de Estado apuntó en un comunicado que los sancionados apoyan «al régimen corrupto e ilegítimo de Maduro en Venezuela».
Caracas / EFE


