La orden es que nadie vaya de pie en las unidades de transporte público. Esta es la medida que empezó a aplicarse en la zona norte de Anzoátegui, este lunes 14 de septiembre, cuando se retomó la cuarentena radical en el país.
En horas de la mañana, los usuarios se mostraron sorprendidos porque las unidades que se encontraban operativas sólo subían a la cantidad de pasajeros ajustada a la capacidad de butacas, un aspecto que no se cumplía a cabalidad desde inicios de la pandemia.
La señora Amelia Durán comentó que en la salida de Barcelona, a la altura del hotel Dorado Suites, se hallaba una alcabala de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) verificando que esta disposición se acatara en los autobuses y bajando a quienes eran trasladados de pie.
Desde allí, manifestó la ciudadana, los pasajeros debían caminar para abordar otra unidad que estuviese más desocupada.
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Aurelio Armas, habitante del sector La Orquídea, sostuvo que el control para evitar aglomeraciones se quebrantaba a escasos 200 metros porque los autobuseros volvían a montar a los pasajeros hasta la puerta.
Añadió que los transportistas le han sacado provecho a la restricción y ahora cobran 10 mil bolívares (Bs) por prestar el servicio hasta las cercanías del Dorado y posteriormente, cuando vuelven a subirlos, les cobran el pasaje completo (Bs 20 mil).
En la avenida Intercomunal Jorge Rodríguez también se ejecutaron los controles, aunque sin desalojos, pues los trabajadores del volante recibían llamados de atención por parte de fiscales a la altura del Crucero de Lechería, donde se embarca y desembarca a gran cantidad de pasajeros.
Puerto La Cruz / Milena Pérez