El accidente minero ocurrido en el estado Bolívar, sur de Venezuela, en el que al menos fallecieron 30 personas y un centenar se da por desaparecidas, se suma a otros sucedidos en Latinoamérica, como el de Chile en 2010, en el que fueron rescatados con vida 33 mineros.
El secretario de Seguridad Ciudadana del estado Bolívar, Édgar Colina, le confirmó a EFE que hay varias víctimas mortales y un número sin determinar de heridos, algunos de ellos todavía sepultados, tras un derrumbe en la mina ‘Bulla Loca’ en el estado Bolívar (sur, fronterizo con Brasil).
Mientras que Yorgi Arciniega, alcalde de la localidad de Angostura, donde se encuentra la mina, habla de, al menos, 30 fallecidos y más de 100 sepultados.
En el mismo estado venezolano de Bolívar, en el que este martes en la noche se registró el accidente, en diciembre pasado fallecieron doce mineros al colapsar la mina de oro de Paraiba de San José de Wadamapa.
También, en mayo del año pasado al menos 12 personas murieron asfixiadas dentro de una mina ubicada en Bolívar, la cual se vio afectada por las intensas lluvias.
El accidente en Venezuela trae a la memoria otros siniestros que, a excepción del registrado en Chile en 2010, que terminó con un final feliz, han resultado en grandes tragedias.
El accidente minero de 2010 en Chile, específicamente en la mina San José, es uno de los incidentes más mediáticos y conmovedores de la historia reciente de la minería en América Latina.
El 5 de agosto de ese año, un derrumbe en dicha mina de cobre y oro, ubicada cerca de Copiapó, en el desierto de Atacama, dejó a 33 mineros atrapados a aproximadamente 700 metros bajo tierra durante 69 días, enfrentando condiciones extremas y una escasez de alimentos, agua y aire fresco.
El rescate comenzó el 13 de octubre de 2010, utilizando una cápsula especialmente diseñada para tal fin, denominada ‘Fénix’, que fue bajada a través de un conducto perforado hasta donde se encontraban los mineros.
Uno a uno, los mineros fueron izados a la superficie en una operación que duró casi 24 horas, pero que finalizó con éxito.
El accidente de la mina San José no solo puso de manifiesto los riesgos inherentes a la minería, sino que también impulsó una reflexión global sobre las normas de seguridad laboral en la industria minera.
En Chile y en otros países, el incidente llevó a un endurecimiento de la legislación minera, con un mayor énfasis en la prevención de accidentes y la protección de los trabajadores.
En junio de ese mismo año se registró uno de los accidentes más graves en un yacimiento de carbón en Amagá, al noroeste de Colombia, donde una explosión sepultó en un túnel a más de 160 trabajadores, de los que 90 lograron salir y 73 murieron.
La siguiente es una relación de los accidentes mineros más graves en Latinoamérica desde 1988: