Cumaná, la "ciudad mariscala", capital del estado Sucre y sede de todos los poderes públicos estadales, arriba este 27 de noviembre a sus 507 años.
Fundada por un grupo de frailes franciscanos en 1515, la ciudad ostenta el título de "primogénita del continente", al ser uno de los primeros asentamientos humanos, fundados por europeos en la plataforma continental.
En 1521, bajo el mando del español Gonzalo de Ocampo, se refunda la ciudad y su nombre, en lengua de sus pobladores, los cumanagotos, significaba unión del mar y del río. Los españoles la llamaron Nueva Toledo.
Una historia intensa tiene la capital sucrense y pese al trajinar del asentamiento, que ya se conocía desde 1500 como Puerto de las Perlas, para 1562, luego de múltiples incursiones indígenas y un fuerte terremoto, fray Francisco de Montesinos levantó con lo que quedaba de la Nueva Toledo de Ocampo, la ciudad, a la que rebautizó Nueva Córdoba.
Finalmente, en 1569, el conquistador Diego Fernández de Serpa estableció el gobierno definitivo de la ciudad que bautizó como Cumaná, nombre que ha perdurado hasta el presente.
De la Cumaná colonial queda muy poco. El castillo San Francisco que se eleva como mudo testigo de glorias pasadas y las Noches de Antaño, que se reeditarán este domingo.
También el río Manzanares, que en esta temporada de lluvias recordó a los habitantes de la ciudad, que sigue fuerte y tempestuoso y que de vez en cuando reclama sus espacios.
Cumaná es hoy una urbe llena de problemas, cuyos habitantes aspiran mejoras y expresan esperanzas de un panorama más benévolo en los próximos años.
Es el caso de Nayeli Gómez, quien montó su emprendimiento de venta de chicha en pleno centro cumanés y expresó su esperanza de que la situación mejore aún más.
"Me quedé en Cumaná y emprendí un negocio, con la idea de salir adelante y de que muchas más personas se puedan motivar, porque con el favor de Dios todo va a ser mejor".
Roger Medina, caraqueño de nacimiento pero cumanés por adopción, relató que llegó de vacaciones y se "enamoró" del corazón de la gente y de sus hermosas playas, que en su opinión son las más bellas de Venezuela.
"Aquí compré una casa y me quedé. Me enamoré de las cumanesas, son hermosas como todas las venezolanas".
De allí que Medina expresó sus deseos de que Cumaná reciba mucho amor en este nuevo aniversario.
Ángel Arias, pastor de una congregación evangélica en Cumaná, se unió a las voces de esperanza que quieren ver abiertos los caminos de bienestar. "Hay un despertar ahora mismo, que es profético, 507 años, el número 7 es plenitud, creo que vienen 7 años de gloria. Estamos bendiciendo a todos los que se han quedado para construir".
Carlos Peña, presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) en el estado Sucre, sobre este aniversario de la primogénita, dijo con pesar que la ciudad perdió ese rostro amable que la hacía destino obligado de visitantes caraqueños y de otras zonas céntricas del país que venían a Cumaná a descansar.
Considera que la ciudad tiene un gran potencial, pero muy mala suerte con sus gobernantes, porque "ninguno se ha ocupado de ella".
Reseñó que proyectos como el paseo Bella Vista, el teleférico para Mochima, la rehabilitación del cerro Pan de Azúcar, se perdieron.
Rechazó caer en polémicas con el gobernador y el alcalde, a quienes reconoció su autoridad, sin embargo, llamó su atención sobre la situación de las aguas servidas de Cumaná.
"Toda Altagracia rodeada de aguas servidas, que triste. Hay muchas familias que duermen en bloques porque están cercados de aguas negras".
Agregó que hay muchas cosas que se pueden hacer, como rehabilitar el parque Guaiquerí, la plaza Pichincha, la plaza Andrés Eloy Blanco, entre otros espacios públicos.
"Pueden hacer lo que quieran, pero mientras la vitrina de Cumaná sean las aguas servidas, no hay moral para hablar".
Sucre / Cecilia Lárez
