Un aromático bombón con ají que mezcla el picor del condimento con la untuosidad del cacao; un crujiente turrón de chocolate, galleta y frutos secos, que no tiene nada que envidiar a las mejores marcas del centenario mercado venezolano; un cálido y nutritivo vaso de maíz desgranado con queso y condimentos; una crema dulce de maní que aparte de sedosa deleita el paladar de quien la prueba, son apenas cuatro de los productos que en Carúpano muestran y venden emprendedores, que exhiben la novedad y calidad de sus creaciones como la punta de lanza de lo que consideran son proyectos de vida.
La iniciativa más reciente es la de Mayrin Pérez, quien llegó desde Güiria en el municipio Valdez, con un carro que vende maíz desgranado y calientico en vasos plásticos, con una mezcla de queso cheddar y queso de año. “Desgranados de fe” es el nombre del negocio, porque según su dueña, “sin fe es imposible agradar a Dios”.
Hace una semana, la mujer paró su puesto en la esquina de la antigua “gasolina”, entre las calles Cantaura e Independencia, y la cola se comenzó a formar cuando los curiosos carupaneros se dieron cuenta de que se trataba de una propuesta gastronómica callejera novedosa y económica.
Pérez, güireña de nacimiento y trabajadora por convicción, vende una olla de maíz en dos horitas, en precios que van de 15 a 25 bolívares, con lo cual contribuye con la economía familiar y le da palazos a la crisis que acucia al país.
Por la materia prima ni se preocupa porque el maíz se da todo el año en ciclos cortos y nunca falta en el mercado.
Contó que este tipo de productos son habituales en Maracaibo, donde se crió, pero raros en el Oriente, de allí que decidió probar suerte y la apuesta salió bien.
Más larga es la historia de Francisco Ordaz, quien recientemente fue nombrado como coordinador para el área de emprendimiento de Fedeindustria Sucre.
El novel empresario comenzó a trabajar desde 2016 vendiendo maní desgranado en bolsitas, pero decidió dar un paso al frente y fabricar productos que le dieran valor agregado a su emprendimiento.
Hoy en día sus cremas de maní y de chocolate con maní, su aceite, garrapiñados y hasta harina, se venden en todo el estado y aspiran en alianza con empresas, sacar los productos fuera del estado Sucre.
Pero lo más importante es que dejaron de ser un emprendimiento en ciernes para convertirse en una empresa familiar, Productos Don Vicente, que mantiene a unas diez personas y da de comer a otras tantas de manera indirecta.
La cosa no se queda allí porque ya están en planes de producir turrones de maní con leche y chocolate blanco. El maní y el cacao, que se producen en Sucre, son las materias primas que sirven de base a la producción de la empresa.
Fedeindustria los apoyó para afianzar la distribución en la entidad y aspiran expandirse hacia los estados Monagas y Anzoátegui, con el apoyo del comercio consolidado.
En cuanto a precios, Ordaz señaló que son muy accesibles. Un envase de crema de maní o de chocolate con maní de 150 gramos no llega a dos dólares, lo cual lo hace muy económico.
Alexandra Alcázar se graduó en el IUT de Carúpano hace unos añitos, pero rápido descubrió que el cacao y más concretamente el chocolate era su pasión.
Hoy la joven y su pequeña familia de tres personas, viven del emprendimiento chocolatero que montaron en calle Victoria, cerca de calle Juncal, donde venden bombones, tabletas y un turrón que es uno de sus productos insignia y que comerlo una vez puede crear adicción.
Bombones Mandala todavía es pequeño, comenzaron hace seis años y fueron avanzando poco a poco, pero ya tienen una clientela consolidada a través de Instagram y Wattsap, por donde reciben sus pedidos. Además, en alianzas con otros comercios, venden en estantes de establecimientos grandes. Este miércoles se preparaban para una jornada de muchas ventas, como es el Día de los Enamorados.
La empresa trabaja con materia prima de primera calidad, que adquieren en la Hacienda San José, quien les proporciona el llamado “licor” de cacao, que no es más que la pasta, que después procesan en la pequeña fábrica que montaron en la casa familiar.
Alexandra Alcázar está considerada una maestra chocolatera de esas que se ven en programas de televisión, por la pericia en el manejo de la materia prima, habilidad que comparte con otros amantes del género con talleres y cursos que dicta periódicamente.
Aspiran crecer con el laboratorio y un área de formación, que dictará talleres en una actividad que ofrece ventajas comparativas a muchos nuevos empresarios. ”No me veo haciendo otra cosa, este es mi proyecto de vida”.
La docente jubilada Virginia Rodríguez, siempre se vio montando un proyecto gastronómico cuando dejara la actividad docente y como a muchos parianos, la fiebre del cacao no la dejó indiferente.
Fue así que luego de talleres e investigaciones por cuenta propia, decidió montar su pequeño negocio, Chocolates Mi Ricura, que empezó con bolitas de cacao, y hoy fabrica bombones con ají, pimienta y jengibre.
Picosos y llamativos, forman parte de una línea que incluye un dulce y fuerte vino de cacao, que fabrica con el fruto en baba y que vende cada tarde en las puertas de su casa en calle Libertad.
Virginia forma parte de los 600 emprendedores que tiene contabilizados Fedeindustria desde el municipio Ribero hasta Valdez.
Admite que aún está empezando y requiere equipos como una refinadora de cacao, pero se trata de una pasión que decidió explorar y aunque los beneficios son escasos, es un gusto que explota de forma totalmente artesanal por ahora.
Paria / Yumelys Díaz
