El servicio de Cardiología del anexo pediátrico Rafael Tobías Guevara de Barcelona no escapa de las carencias que tienen los hospitales del país.
Desde hace más de un año, el equipo para hacer ecocardiogramas está en malas condiciones, lo cual limita a los especialistas para hacer un diagnóstico oportuno y prescribir el tratamiento debido.
Los pacientes y sus familiares, al llegar a la consulta, son recibidos con un aviso en el cual les informan que la falla no permite realizar todos los estudios correspondientes.
Según el doctor Ismael Viñoles, encargado del departamento, a principios de año consiguieron por medio de una iglesia cristiana la revisión del equipo y determinaron por una sonda que el traductor está dañado.
“Sirve sólo para hacer estudios panorámicos. Estudios donde se tienen que hacer medidas no se pueden. Estamos retrocediendo a los tiempos de antes”.
Indicó que a los pacientes hospitalizados los evalúan sólo con un “paneo” y les ofrecen medicamento guiándose por el diagnóstico clínico.
“Los pacientes oncológicos que tienen Leishmaniasis, cuyo tratamiento afecta al corazón, no se pueden evaluar. Un estudio de esos por fuera puede costar entre Bs 12 y 15 millones”.
Falta de apoyo
Viñoles destacó que la mayoría de los equipos con los que trabajan en el servicio de Cardiología fueron conseguidos por el propio personal, por medio de donaciones.
Aseguró que es poco el apoyo que reciben por parte de la directiva del hospital, así como del Ejecutivo regional y nacional.
Un trabajador del área también mencionó la importancia de cambiarle los cables al aparato de electrocardiogramas, los cuales se encuentran deteriorados. Esperan por unos nuevos desde principios de año, cuando hicieron la solicitud.
“No tiene mucho tiempo que los cambiaron, pero llegan vencidos y se deterioran rápidamente. En esas condiciones lo que puede arrojar es un mal resultado”, recalcó.
El personal del anexo pediátrico también pidió el pronto arreglo de la sala de terapia intensiva, que tiene más de dos años paralizada por rehabilitación, y del servicio de Rayos X que no funciona desde hace más de cinco años.
Barcelona / Elisa Gómez
