Caminar en búsqueda de los precios más económicos que se ajusten al bolsillo de un venezolano, que devengue un salario mínimo integral de Bs 10 millones al mes, se ha convertido en la tarea cotidiana de los anzoatiguenses, ante la hiperinflación que se ha acentuado en los últimos años y la cotización en dólares.
Y no se trata nada más a la hora de adquirir los productos de la canasta básica, sino también al momento de cancelar algunos servicios, que son esenciales en la vida de los ciudadanos, como lo es el corte de cabello, especialmente en el género masculino, puesto que, según expertos, se debe realizar por lo menos de manera quincenal.
Por eso, ante la necesidad y el bajo poder adquisitivo, las barberías informales se han convertido en el salvavidas de estas personas: se pueden ubicar en las principales calles y avenidas de la zona norte del estado Anzoátegui y cuentan con facilidades de pago.
Para el barbero Miguel Ángel Maicán, quien tiene su puesto “El original de la avenida”, en la Av. Municipal de Puerto La Cruz, el auge se debe a un tema de sobrevivencia, para ambas partes.
“Para sobrevivir hoy en día, uno tiene que salir a la calle. Desde que llegó la pandemia, trabajaba a domicilio, pero a medida que se fue flexibilizando la actividad, volví a mi puesto, porque la gente siempre busca un corte de cabello, porque en una barbería formal sale entre $4 y $5 y yo cobro $1”, explicó.
Desde este monto en divisa, parte el servicio en todo el eje metropolitano, si es cancelado con la moneda extranjera. En caso de que sea en bolívares en efectivo, sale a partir de Bs 2 millones 500 mil o un producto alimenticio y si es por punto de venta, el monto puede ser mayor.
Por ejemplo, el obrero Alfredo Salazar comentó que a donde le cortan el cabello en el centro barcelonés le cobran $2 en físico, Bs 5 millones en efectivo o Bs 10 millones si desea pasar la tarjeta de débito.
“Siempre trato de tener los dólares o el efectivo para ahorrar. También intento extender el tiempo de visita a un mes y medio o dos meses, la cuestión es que uno tampoco puede tardar tanto, porque ni gel de cabello podemos comprar para aguantar la melena larga, porque el más barato cuesta $2 o al cambio y viene siendo casi lo mismo”, señaló.
Aunque algunos barberos ya venían trabajando en la calle antes de la pandemia, con las medidas de restricción por la cuarentena, aplicada especialmente para los comercios no priorizados, muchos lograron migrar a la informalidad.
Tal es el caso de Alexander Hurtado, quien trabaja actualmente en la calle Venezuela de Puerto La Cruz.
“En el local me cobraban $2 por alquilar la silla y no llegaba mucha gente a raíz de la pandemia, no podía pagar esa cantidad diaria y que me quedara a mí para llevar a mi casa. Tuve que salir a la calle y ahora no le tengo que pagar nada a nadie”.
Tanto Hurtado, como su compañero José Armando Hernández, quien está a escasos metros prestando el mismo servicio, aseguraron que en los días buenos, como lo son los fines de semana, pueden afeitar entre 10 y 15 personas. Mientras que en los malos, la cifra no llega a cinco.
De acuerdo a Saúl Villafranca, trabajador del local Barber Shop, situado en el pasillo Los Montes del mercado porteño, no sólo los vendedores suelen solicitar sus servicios, sino también los compradores de cualquier municipio de la zona metropolitana.
Puerto La Cruz / Elisa Gómez