Con protestas frente a algunas instalaciones militares de Venezuela, la oposición libró una nueva batalla en un intento por presionar a la fuerza armada para que retire su respaldo al presidente Nicolás Maduro, que apareció el domingo acompañado por el alto mando militar y varios cientos de uniformados.
En una sorpresiva aparición, Maduro acudió al fuerte militar Paramacay, del estado centro costero de Carabobo, donde en 2017 se registró un asalto de un grupo de militares rebeldes, y a una base naval de esa entidad para encabezar los preparativos para unos ejercicios militares que se realizarán el próximo mes.
“Traidores nunca, leales siempre. Así debe ser”, afirmó el mandatario izquierdista al hablarle a través de un micrófono a varios centenares de militares vestidos con trajes camuflados y armados con fusiles, que estaban participando en los preparativos de los ejercicios.
Maduro dijo a los uniformados que opositores estarían tratando que la fuerza armada se convierta en “golpista”. Luego, al preguntar a los militares si eran “golpistas” e “imperialistas”, todos respondieron al unísono “¡no, mi comandante en jefe!”.
En una entrevista con la filial turca de la cadena de noticias CNN, el mandatario criticó la postura asumida por la Unión Europea contra su gobierno y dijo que “Europa está de rodillas a Donald Trump” en el caso de Venezuela.
“No tienen moral estos países para hablar de elecciones a Venezuela”, dijo Maduro al referirse al ultimátum que dieron España, Francia, Alemania y Reino Unido a Caracas para que convoque elecciones libres en ocho días o de lo contrario reconocerían al jefe del Congreso, Juan Guaidó, como presidente interino del país suramericano.
En una improvisada práctica, Maduro se embarcó junto con otros militares en un tanque anfibio que ingresó al mar y por algunos minutos recorrió las costas de la base naval ubicada en el Puerto Cabello, estado Carabobo.
En la cuenta de Twitter del gobernante se difundieron imágenes de Maduro, vestido de camiseta azul clara, pantalón oscuro y con una gorra militar, trotando, junto al alto mando militar por una calle de la base mientras se escucha de fondo una canción popular que suelen colocar los oficialistas.
Varias decenas de manifestantes, algunos con camisetas blancas y gorras tricolor, acudieron de forma pacífica al mayor fuerte de la capital y otras instalaciones militares en Caracas para entregar a los uniformados fotocopias del texto del proyecto de ley de amnistía para militares y policías que promueve la Asamblea Nacional, de mayoría opositora.
En un comando de la Guardia Nacional, un uniformado quemó frente a los manifestantes la fotocopia de la ley que le habían entregado minutos antes, mientras que en otra instalación militar próxima a la residencia presidencial un hombre vestido con camiseta roja lanzó por una puerta de metal varias fotocopias de la ley cortadas que habían llevado vecinos del lugar.
Una iglesia de la ciudad occidental de Maracaibo, donde se realizaba un cabildo abierto sobre el proyecto de ley, fue atacada a disparos por supuestos simpatizantes del gobierno, quienes realizaron algunos destrozos dentro del templo e hirieron a cuatro personas, entre ellos una religiosa, según informó en su cuenta de Twitter la Conferencia Episcopal Venezolana.
Luego de participar en una misa en una iglesia católica del este de la capital, Guaidó instó de nuevo a la fuerza armada a “ponerse del lado de la constitución”.
“No es el momento del miedo”, expresó, y luego ordenó los militares que no disparen contra el pueblo que manifiesta en las calles contra el gobierno y la crisis que enfrenta el país petrolero.
El dirigente aprovechó unas declaraciones a la prensa para condenar las 29 muertes por disparos de armas de fuego que se registraron durante protestas antigubernamentales entre el 22 y 24 de enero en Caracas y otras ciudades del país, y pidió a la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, investigar los casos.
“No es a través de la represión... que van a detener a un bravío pueblo que se determinó a ser libre”, dijo Guaidó mientras era aplaudido por decenas de personas que se acercaron a la iglesia para saludarlo. Algunas organizaciones humanitarias locales denunciaron la escalada de la represión y condenaron las muertes y los arrestos masivos de manifestantes que según la organización Foro Penal alcanzaron 791 en la última semana.
Pese a las múltiples exhortaciones que ha hecho la oposición a los militares para que desconozcan a Maduro, hasta el momento no se ha dado ninguna manifestación contundente, y por el contrario el alto mando militar, integrado por generales y almirantes cercanos al mandatario socialista, han ratificado el pleno respaldo al gobierno.
Las presiones de la comunidad internacional se elevaron en las últimas horas luego que España, Francia, Alemania y Reino Unido lanzaran un ultimátum a Maduro.
Los gobiernos de Australia e Israel anunciaron que reconocían a Guaidó como el presidente de Venezuela.
En un paso más del proceso de reconocimiento de Guaidó como presidente interino de Venezuela, el secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo en un comunicado que Washington aceptó como encargado de negocios de Venezuela al opositor Carlos Vecchio, un dirigente de Voluntad Popular que huyó del país suramericano hace cuatro años luego que un tribunal solicitara su captura para procesarlo por promover una protesta en 2014.
El caso venezolano también fue centro de discusiones en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde tras un intenso debate Estados Unidos instó el sábado al mundo a “elegir un bando” ante la crisis del país suramericano.
En medio de la pugna entre Caracas y Washington, el gobierno venezolano dio un paso atrás y suspendió el sábado la orden que dio a mediados de semana a los diplomáticos estadounidenses para que abandonaran el país, y anunció el inicio de negociaciones en 30 días para establecer una oficina de Representación de Intereses Oficiales entre los dos países.
Y aunque la mayoría de la cúpula militar ha mostrado respaldo absoluto a Maduro, en un acto que para muchos fue sorpresivo, el coronel de la Guardia Nacional José Luis Silva, agregado militar de Venezuela en Washington, anunció la víspera en un video que difundió en Twitter la ruptura con el gobierno de Maduro y el apoyo a Guaidó.
El Ministerio de la Defensa condenó en su cuenta de Twitter el pronunciamiento de Silva afirmando que “subordinarse ante los intereses internacionales es un acto de traición y cobardía”, y colocó dos fotografías del oficial en las que está escrita la palabra “traidor”. Asimismo, difundió una resolución de esa dependencia del 20 de septiembre pasado en la que se señala que el oficial pasaría a la “reserva activa” a partir del 31 de julio de este año.
Caracas / AP