Aunque acostumbrados a cubrir hechos violentos en Ecuador como parte de su día a día como empleados del canal público local TC Televisión de Guayaquil, periodistas, productores y camarógrafos no imaginaron convertirse en los protagonistas de la noticia luego de que un grupo armado los tomó como rehenes este martes.
"Lo de ayer nunca pensé experimentarlo en la vida. Fue desastroso para todos los trabajadores del canal. Todos tuvimos miedo de morir o de que algún compañero resultara muerto o herido", dijo a EFE el productor creativo Carlos Vega.
Todavía visiblemente asustado, Carlos llegó en la mañana de este miércoles a las instalaciones del canal para tratar de ingresar.
Sin embargo, la orden dada por las autoridades que adelantan la investigación del hecho es que "nadie puede entrar por 48 horas".
Además, "los celulares de todos los empleados que estaban dentro del canal fueron confiscados para analizarlos", explicó un policía presente en el lugar.
Resignado, Carlos recordó que acababa de llegar de almorzar y como su oficina queda justo al frente del estudio en donde se produjo la incursión armada, vio "a un grupo de hombres que entraron a la fuerza y empezaron a gritar".
"Nosotros corrimos hacia otra oficina que queda en la parte de atrás y nos lanzamos al suelo porque sonaban disparos. Otros compañeros se metieron en los ductos del aire para tratar de protegerse. Fue una locura total. No entendíamos qué era lo que pasaba", sostuvo.
Irónicamente ellos, que acostumbran a informar, no sabían que a las 14.15 hora local (19.15 GMT) de ayer un grupo de encapuchados entró a TC Televisión, ubicado en el norte de Guayaquil, mientras se transmitía en vivo un programa y los convirtió en noticia, tanto que hoy a las afueras del canal había no solo periodistas de Ecuador sino otros que llegaron procedentes de Chile, Perú, Estados Unidos y Colombia para registrar la crisis de violencia por la que atraviesa el país andino.
Tan pronto como la Policía tomó el mismo martes control de la situación comenzó la investigación de lo ocurrido.
En la escena hay impactos de bala en una pared, una puerta de vidrio hecha pedazos y tacos de dinamita y granadas con las que los delincuentes amedrentaron a los empleados del medio de comunicación.
"Esto fue un acto suicida", dijo uno de los policías que hizo parte del operativo de rescate de los rehenes.
La razón, explicó, los 13 responsables de este crimen, entre los que hay dos menores de edad, de 15 y 17 años, "iban a salir muertos o capturados. No había otra forma".
Para uno de los camarógrafos del canal, que prefirió no dar su nombre, lo ocurrido marcó un antes y un después.
"Estábamos en cobertura y de pronto por el chat de la oficina los compañeros empezaron a pedir auxilio y a decir que llamáramos a la policía porque estaban secuestrados".
De hecho, explicó, "al compañero José Luis Calderón los delincuentes le pusieron un taco de dinamita en el pecho. Es una imagen que no se me quita de la cabeza y que vimos todos en Ecuador".
En los 11 años que lleva trabajando como camarógrafo "había cubierto robos y situaciones peligrosas a las que uno termina por acostumbrarse al trabajar en un medio de comunicación pero nunca, jamás, pensé presenciar algo de esta magnitud", indicó.
Lo mismo piensa Leonardo Flores, uno de los reporteros del canal para quien los responsables de la toma de rehenes "son bandas, no sé si organizadas porque se trata de varios menores de edad".
Para el periodista, lo que buscó el grupo armado fue "protagonismo, y sembrar el caos en Guayaquil porque no solamente se tomaron el canal sino que también se quisieron tomar cuarteles y universidades. Convertir todo en un caos".
Ecuador vivió una jornada de terror el martes, con al menos ocho muertos en diversos actos violentos, incluyendo la toma temporal del canal de televisión, vehículos incendiados y amenazas a universidades, instituciones estatales y comercios.
Quito / EFE