Entre 2013 y 2020 Venezuela perdió 75% de su producto interno bruto (PIB). Desde ese momento y hasta ahora diversos factores han intervenido para que haya una leve mejoría y crecimiento, que se estancó en el último trimestre de 2022 y provocó una caída de 6% en el consumo los primeros cuatro meses de 2023.
En medio de ese contexto, el economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León manifiesta que para que la economía de Venezuela se recupere hay que asumir principalmente dos retos: hacer crecer la capacidad de producción resolviendo problemas de infraestructura (como servicios públicos, combustible y sistema eléctrico nacional) y hacer crecer el ingreso de la población.
La superación de ambos retos depende de la capacidad que tengan la oposición venezolana -y la comunidad intencional- para negociar con el régimen de Nicolás Maduro y resolver las sanciones impuestas por Estados Unidos para reinsertar a Venezuela en el mercado energético internacional con sus clientes naturales en occidente.
El especialista aboga por el levantamiento de las sanciones internacionales porque no lograron su propósito: provocar un cambio político. “El cambio político vendrá cuando para el Gobierno el costo de permanencia en el poder sea más alto que el costo de salida, ahora sucede todo lo contrario”, opinó.
León asegura que el sector privado es un agente clave hacia el futuro de la economía venezolana, porque es precisamente un agente de negociación para insertar al país en el mercado internacional y porque es el único actor que puede mantener la producción y el abastecimiento en medio de la crisis que atraviesa el país.
“Necesitamos resolver temas importantes que permitan a Venezuela colocar su petróleo para reactivar la economía de una manera sólida y que además permita, primero resolver problemas de infraestructura y segundo, resolver los problemas de ingreso en la población que se ha convertido en la barrera más grande para poder reconstruir el país. Si nosotros no logramos rescatar el ingreso de los trabajadores -y eso se rescata con producción e inversión-, no es posible resolver los problemas incluso humanitarios”.
Así lo expuso durante una conferencia en el marco de la celebración del 30° aniversario de la Federación Venezolana de Cámaras de Comercio y Producción en el estado Bolívar (Fedecámaras Bolívar).
“El ingreso de la población no es un objetivo de los sindicatos, es del sector empresarial, de la élite. Somos nosotros los llamados a buscar los mecanismos de incremento de producción y productividad que nos permitan incrementar el ingreso de los trabajadores porque los trabajadores además de ser nuestra mano de obra, también son consumidores y por lo tanto nuestros clientes que necesitamos para poder crecer en demanda. Sin demanda no podemos crecer”, sentenció.
El mermado poder adquisitivo del venezolano debe enfrentarse además a otros retos como la distorsión de precios y la inflación en dólares, sobre todo de los productos de consumo masivo.
León puso como ejemplo una comparativa entre los precios de alimentos en Caracas y los precios en ciudades como Miami, Madrid y Bogotá. “Si los comparas con otros países son 6% más caros que Miami, 15% más caros que en Madrid y 41% más caros que en Bogotá. En los productos de consumo masivo hemos cruzado una frontera de precios que complica la capacidad de compra de esos consumidores”, argumentó.
La economía venezolana viene de una crisis profunda, de índices de inflación de 130.060,2%, escasez de alimentos de hasta 80% y devaluación del 95%.
Perdió 75% de su PIB y 83% de la capacidad de compra del dólar.
Frente a esos indicadores, León explicó lo que ha ocurrido con la economía del país utilizando una caja de pizza como ejemplo, en el que la caja es la capacidad de producción del país condicionada por infraestructura, problemas de inversión, recursos y mano de obra, y la pizza es la producción y actividad económica actual.
Después de la grave escasez de alimentos y demás productos entre 2016 y 2018, la situación económica de Venezuela comenzó a cambiar. El Gobierno nacional cambió su relación con el sector privado -que podía garantizar abastecimiento de productos que el Estado no podía por las sanciones internacionales-, y el país entró en un proceso de dolarización transaccional.
El especialista asegura que el sector privado es un agente clave hacia el futuro de la economía venezolana, porque es precisamente un agente de negociación para insertar al país en el mercado internacional y porque es el único actor que puede mantener la producción y el abastecimiento en medio de la crisis que atraviesa el país |
“Eso permitió oxigenar la economía, que creció 10% en una base (capacidad de producción) mínima. En los años siguientes el problema no es que no hay productos en los anaqueles, es que la mayoría no los puede pagar por la merma del poder adquisitivo”, dijo el especialista.
“Lo que pasó es que la pizza creció, pero la caja sigue siendo pequeña, tenemos las mismas limitaciones de energía, electricidad, agua, educación, mano de obra. Nuestro reto es hacer crecer la caja, además de la pizza, de lo contrario no podremos resolver el problema”, agregó.
Puso como ejemplo el hecho de que Nicolás Maduro ofreció abastecer de electricidad a estados fronterizos de Brasil. “Todos los acuerdos que se puedan establecer abrirán nuevas oportunidades de negocios, pero tenemos un tamaño máximo que lo dan la energía, agua, combustible y demás condicionantes. Puedes hacer negocio con Brasil para exportar, pero si no tienes suficiente electricidad y prendes cinco plantas en Valencia para abastecer mercados internacionales le vas a quitar electricidad a todo Maracaibo, por ejemplo”, explicó.
Uno de los temas urgentes a resolver para rescatar la producción nacional es precisamente el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), actualmente al borde del colapso.
“Crecimos 10%, cuando habíamos caído 75%. Eso es como si fuéramos un avión que pasó de volar a 40 mil pies, a volar a 10 mil pies. Para poder volver a 40 hay que crecer 400%. Hemos crecido poco, estamos lejos de nuestro tamaño normal, tenemos que trabajar para recuperar la producción y reconstruir nuestra democracia”, concluyó.
El especialista asegura que se espera un leve crecimiento económico de 4% para el segundo semestre de 2023 por dos elementos fundamentales: los recursos que comenzarán a entrar tras la aprobación de una licencia parcial para que Chevron comercialice petróleo en Estados Unidos, y la corrección de la trama de corrupción en Pdvsa que, asegura, mejorará el flujo de caja del ingreso nacional.
“Ahora estamos esperando el impacto estabilizador. Pdvsa corrige su proceso de corrupción… son problemas que se pueden debatir, pero más allá de lo que haya pasado, el Gobierno toma el toro por los cachos en Pdvsa, comienza a cobrar por adelantado y el presupuesto de Pdvsa comienza a equilibrarse, con un hueco que quedó de todo el proceso de corrupción que todavía no sabe cómo va a parar”, dijo.
Bolívar / Correo del Caroní