La “normalización” post pandemia en Venezuela no solo trajo consigo la relajación anti tapabocas y el retorno de muchas rutinas que pusieron a la gente a correr nuevamente, como el reinicio de las clases presenciales.
Al reabrir de forma normal y a diario, muchos sectores productivos recibieron a las puertas de sus negocios facturas dolarizadas de algunos servicios, cuyo cobro se detuvo durante el confinamiento.
Es el caso de la empresa de electricidad nacional, Corpoelec, que volvió a cobrar sus facturas regularmente, pero sumó a las lecturas actuales, las que se dejaron de pagar durante el confinamiento, eso sí, con montos acumulados que dejaron a muchos empresarios contra la pared.
De allí, que sectores productivos en el estado Sucre hayan expresado reservas sobre las tarifas y algunos métodos empleados para el cobro del servicio.
Es el caso de la Cámara de Comercio de Carúpano, cuyo presidente, Ishan Saladino, expresó su preocupación por lo que considera cobros atrasados, pero actualizados a la fecha. “Muchos comerciantes están bastante preocupados porque no tienen recursos para pagar esas tarifas”.
El dirigente gremial pidió a Corpoelec revisar la situación, porque trataban de estar al día con el servicio y en la empresa alegaban que no contaban con sistema o con facturación en ese momento y ahora deben pagar todo junto. “Eso no es correcto. Yo hago el llamado a quienes dirigen Corpoelec, para atender bien a nuestros empresarios, para que no vayan a cerrar”.
En el caso de la capital de Bermúdez, Saladino dijo que cerraron al cierre de noviembre unas 185 pequeñas empresas. “Nos preocupa mucho como gremio. Dejaron de pagar y se retiraron como afiliados y la cosa se va a poner más grave”.
Adelantó que como gremio, a partir de enero buscarán hablar con la gente de Corpoelec para agendar soluciones.
Método
Felipe Méndez, encargado de una mueblería del centro de la ciudad, dijo que cada cierto tiempo se acercan los fiscales de Corpolec con las facturas pendientes y exigen el pago. “Sino ya vienen con el alicate, para cortar el servicio eléctrico. Les decimos que sí y viene con su punto de pago”.
Sin embargo, dijo Méndez, el asunto no es pagar, sino que se trata de un servicio malo y que no saben de dónde sacan los montos. “Tampoco viene a ver si hay un medidor, si hay una lectura, es un monto que es lo primero que se les ocurre, ellos lo ponen ahí y vienen y cobran”.
Aclaró que comenzaron pagando las deudas acumuladas por la pandemia, para lo cual debieron hacer convenios con la empresa, debido a lo elevado de los montos. “No ha habido multas, pero si han cobrado montos que para nosotros son excesivos”.
Ángelo Rotuolo, dueño del centro comercial Olas del Caribe, en el corazón céntrico de Carúpano, señaló que el detalle es que después de dos años de pandemia, se parecieron con cuentas de dos y tres mil dólares de un solo golpe. “Y como están las cosas es fuerte”.
Reconoció que en el caso de su empresa, les tocó un cobrador consciente de la situación. “Vienen con un punto de venta y uno les va abonando, pero el monto queda ahí pendiente”.
Destacó que pasaron unas cartas para ver si podían exonerar el monto acumulado durante de la pandemia, lapso durante el cual no trabajaron muchos negocios, pero aún no tienen una respuesta oficial.
“Yo lo que he podido ver a través de medios es que en Cumaná ha habido amenazas de corte. Gracias a Dios, hasta ahora aquí no ha ocurrido eso. Esperemos a ver si hay una solución”.
Carúpano / Cecilia Lárez
