Las ideas que planteó el sociólogo Carlos Meléndez la mañana de este jueves 3 de febrero en el tercer encuentro virtual “Perspectiva País: ¿Qué esperar del 2022?”, organizado por Medianálisis, son contundentes pues cree que la realidad de la nación amerita voluntades políticas para su recuperación, donde el ciudadano tenga bienestar social y no sobrevivencia y la comunidad internacional tenga supra influencia en el respeto de los derechos humanos.
El análisis del también director del Observatorio de Universidades (OBU) y coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) en el estado Lara abarcó las características y secuelas que ha generado la crisis general del país, pero también hizo énfasis que el año en curso la sociedad en general tiene la batuta de generar cambios e impactos que retomen el camino democrático y una no muy lejana recuperación.
Al hacer referencia sobre el deterioro social provocado por la emergencia humanitaria compleja, Meléndez citó indicadores económicos y de violencias para establecer una brecha que enmarca el tiempo de recuperación que tendrá la nación.
En detalles expuso que los indicadores de hiperinflación con el que cerró Venezuela en 2021 “que fueron superiores a 600%” y lo comparó con el balance de Colombia que fue de 5,62%, demuestran el gran problema que hay allí y también puso como ejemplo la tasa de muertes violentas en 2018 que fue de 80 decesos por cada 100 mil habitantes y en 2021 fue de 44 por cada 100 mil “lo que nos hace ser, junto a Honduras, el país más violento de la región”.
“El Estado de vulnerabilidad y de inseguridad que existe en Venezuela, lamentablemente, no va a ser imposible transformarlo con el equilibrio de estos indicadores. La estructura como sociedad en el país es muy desigual…se pueden tomar referencias de otras ciudades para mejorar eso, pero las voluntades políticas son necesarias e importantes, de tal manera que no existe una posibilidad de decir que en cuatro o cinco años vamos a solucionar el deterioro social. Mientras más rápido comencemos, más rápido será” , aseguró en Nota de Prensa.
En sintonía con el deterioro social, Meléndez explicó que el venezolano está experimentando una consecuencia grave debido a la crisis prolongada y esa una “preocupación” que como sociedad “se debe atender de forma inmediata.
Relata que la idea de bienestar, ascenso social o calidad de vida está totalmente desconfigurado de cómo es en los países desarrollados y los que tienen emergencia humanitaria completa.”
“A nosotros la institución del desarrollo se nos desapareció. No pensamos en el desarrollo, sino que pensamos en la sobrevivencia. El ascenso social, que lo logramos con el trabajo y con la educación, ha perdido fuerza o no existe y esa es la preocupación como sociedad que debemos atender para retomar el vivir bien”.
Aunado a esa situación tan compleja y una crisis multidimensional, el especialista evaluó el papel de la comunidad internacional y fue enfático al decir que el apoyo exterior es “la solución para salvar vidas”.
“La comunidad internacional y las organizaciones humanitarias saben que en Venezuela preexiste una importante población que necesita de su ayuda para ser salvada, para no morir y es ahí donde radica la importancia de ellos como veedores internacionales. También deben entender, por responsabilidad, que la democracia venezolana necesita de su apoyo para hacer valer los derechos humanos, que luchan por la institucionalidad. El papel de los gobiernos del mundo es buscar y promover ayuda de la manera más acorde para la sociedad venezolano que es la que en este momento importa”.
Aclaró que “en Venezuela el hambre no ha desaparecido” y precisó que la nación no se detendrá la pobreza extrema porque “la estructura social que hay actualmente es muy radical y muy extrema. No hay políticas públicas para poder salir de las condiciones en las que estamos. Nos encontramos en un año difícil para las organizaciones que apoyan con la ayuda humanitaria y hay dificultades para quienes reciben esa ayuda”.
Meléndez en su entrevista con Andrés Cañizález, director de Medianálisis y conductor de estos seminarios virtuales, habló sobre que el Estado venezolano no da garantías de seguridad a tres grupos etarios que viven la cruenta desigualdad y se encuentran en una vulnerabilidad muy riesgosa.
“Hay que priorizar las acciones para mejorar en las poblaciones vulnerables como niños, niñas y adolescentes. Las mujeres embarazadas y los adultos mayores. Las urgencias políticas deben trazarse por ahí. En el caso de niños, niñas y adolescentes se han visto consecuencias, como, por ejemplo, de la migración porque sus padres los dejan solos y sus derechos son vulnerados y el Estado no hace nada al respecto. También ha aumentado la deserción escolar. Hemos registrado casos de violación, agresiones sexuales, esclavitud, violencia y el Estado no ha garantizado la seguridad en este aspecto” enfatizó.
“Políticamente uno de los retos que tenemos como sociedad es recobrar la brújula, fortalecer la asociatividad, retomar la protesta como un instrumento de reivindicación social y es hora de este post confinamiento en la transformación hacia la democracia. La destrucción de las universidades autónomas en Venezuela le conviene a este gobierno autoritario porque corta la libertad, la conflictividad y el pensamiento crítico. Un gobierno autoritario lo que hace es intervenir las universidades porque silencia las críticas y te hace mantenerte en el poder”.
Así resume el sociólogo la forma en que los habitantes de Venezuela y la educación puedan provocar esperanzas de un cambio democrático. Enumeró que hay ejemplos en el país que muestran organización y que constantemente producen impactos que podrían verse en este 2022.
“La crisis en Venezuela ha llevado a que la sociedad civil se haya fortalecido para luchar contra la narrativa hegemónica del gobierno y para vencer la opacidad” cerró.
Caracas / Redacción Web