Trabajadores de la empresa Mucuchíes Services, puntualmente de la línea de productos Ferti, que en la actualidad está en manos de la Petroquímica de Venezuela S.A (Pequiven), exigen el cumplimiento de pagos atrasados.
Voceros de los 42 afectados -entre personal administrativo, obrero y de producción- indicaron que ellos no reciben remuneración alguna desde marzo, por lo que la deuda es de siete meses de salario. Agregaron que en ese lapso se han visto en una situación complicada, pues cada uno tiene una familia que sostener.
Desde el grupo de empleados hicieron énfasis en que no quieren ningún tipo de problema con Pequiven, si no que les paguen la deuda para "cerrar este capítulo", pues además es una promesa hecha por la directiva de la empresa cuando asumió el control de Ferti a principios de año.
Algunos de los perjudicados detallaron que a finales de enero de 2024, cuando Ferti pasó a manos de Pequiven, el presidente de la petroquímica, Román Maniglia, les dijo que permanecieran en las instalaciones trabajando de manera normal. Según dijeron, Maniglia dio su palabra de garantizarles el derecho al trabajo y todo marchó tranquilo hasta marzo, cuando les congelaron los pagos.
Acotaron que fue en junio cuando una vocera de Pequiven les dijo que no tenían que asistir todos los días, si no ir a firmar asistencia dos veces por semana, idea que les disgustó. Además afirmaron que durante los meses anteriores ellos iban todos los días y, cuando había despacho de Pequiven, prestaban apoyo.
"Llegó julio y comenzamos a insistir en una reunión con la directiva, pero la única respuesta que recibíamos es que tuviéramos paciencia. Nos decían que faltaba un documento para ejecutar el pago, pero nunca se cumplía y por eso decidimos hacer de conocimiento público el problema", expresó uno de los afectados, que prefirió omitir su nombre para "evitar un lugar protagónico".
No obstante, resaltó que muchas familias están en condiciones económicas delicadas porque ese era el único sustento, mientras que otros empleados perjudicados tienen parientes con enfermedades terminales y ya no pueden costear medicamentos.
Otros como José Mijares, parte del personal obrero, indicaron que en los últimos meses han vivido "de la gracia de Dios", pues solo han podido "matar tigres", como coloquialmente se refieren a la realización de trabajos puntuales.
"Ha sido duro. A algunos nos ha tocado vender nuestras cosas para poder darle de comer a nuestros hijos. Pero seguimos confiando en las palabras de las personas de Pequiven, que nos dijeron que sí cobraríamos nuestro salario", añadió.
Mijares también indicó que el jueves 18 en septiembre realizaron una pequeña protesta en las afueras de la empresa, ubicada en la Zona Industrial Los Mesones, para buscar una respuesta inmediata. Indicó que aunque no dio los resultados esperados, no descartan repetir la medida de presión.
Barcelona / Javier A. Guaipo