El historiador y profesor universitario considera difícil, más no imposible, la transición de una tiranía a la democracia. Sin embargo, en el caso venezolano percibe grandes cambios y el advenimiento de un nuevo sistema político. Dice que el connacional ha aprendido sustancialmente durante el último quinquenio, aunque “deseos no preñan”.
–¿Qué es todo esto?
–La historia en desarrollo.
–¿Un panorama preelectoral similar en la historia de Venezuela?
–Las primeras elecciones después del gomecismo, las de 1936 y 37.
–¿Por qué la inmensa mayoría de los siete millones y medio de venezolanos en el exterior no muestran interés en participar en las primarias de la Oposición?
–No lo puedo saber. Habría que preguntarles. Una hipótesis es porque ya cada uno de ellos tiene sus propios problemas políticos en sus países de acogida.
–Luego de 24 años de chavismo-madurismo, ¿qué le falta por aprender al pueblo venezolano?
–La curva de aprendizaje ha sido enorme en los últimos cinco o seis años. Tal vez, a algunos sectores, que “deseos no preñan”.
–A pesar de su perfectibilidad, ¿por qué hay democracias que han descendido a tiranías?
–Hay varias razones. Pero por lo general, cuando eso ocurre, es porque las mayorías lo quieren, o en todo caso lo permiten.
–¿Es difícil que en tiranías se retome la democracia?
–Muy difícil. Pero no imposible.
–¿Cómo enfrentar un régimen que controla todas las instituciones?
–Desde adentro y desde afuera de ellas. Desde donde sea posible.
–¿Por qué un precandidato como Maduro, que ostenta 10% de popularidad, insiste en mantenerse en el poder?
–El que respira, aspira.
–Habiendo empeorado notablemente la situación, ¿por qué no se ha producido un estallido social como el de 1989?
–Porque hay cosas que no ocurren dos veces. Ha habido muchos 27-F pequeños, y uno a uno han sido controlados.
–¿Se siguen pagando los errores del 11-A?
–En alguna medida. Pero a veintiún años, ya ha habido muchos errores posteriores con vinculación más inmediata con lo que vivimos hoy.
–¿Tiene miedo de salir a la calle la población que queda en el país?
–Sale todos los días y está generando grandes cambios. De lo que se cansó es de hacerlo con un guión que ha fracasado.
–¿Es por miedo que algunos sectores que se suponían democráticos terminaron favoreciendo al régimen?
–¿Qué sectores?
–¿Se ha comportado la Oposición como oposición?
–Sí. El asunto es que hay muchas formas de ser oposición.
–¿Reivindicó la historia y el chavismo a los gobiernos de AD y Copei?
–En términos de la memoria, han sido los grandes ganadores.
–¿Y éstos al régimen de Marcos Pérez Jiménez?
–No. De hecho el perezjimenismo fue una ola pasajera en los 70s. Si ha reaparecido en algunos sectores hoy, es por oposición al chavismo, que algunos asocian a la tradición adeca.
–De volver a la democracia, ¿costará refundar a las fuerzas armadas?
–No se ve un escenario probable en la que pase algo así como una desaparición y refundación de la Fuerza Armada. Reformas, probablemente, incluso profundas, y serán un enorme reto.
–¿La época más prestigiosa de la clase militar venezolana?
–Los últimos años del sistema de Puntofijo, cuando se estaba lo suficientemente lejos de los gobiernos militares como para que hayan sido olvidados; y lo suficientemente cerca de su papel en la construcción de la democracia, como para gozar de su prestigio.
–¿Tendrían un papel la clase obrera y los sindicatos en la vuelta a la democracia?
–Absolutamente. La democracia debe construirse con todos.
–¿Y los empresarios?
–También. A pesar de los duros golpes recibidos por la empresa privada, los empresarios también son, en gran medida, ganadores de este proceso: de los villanos que se pintaban en los 90s, han pasado a ser los héroes de hoy. No es poco.
–¿Se ha reducido el apoyo internacional al movimiento democrático nacional?
–Hasta el apostador más entusiasta se cansa de un caballo que no se muestra ganador.
–¿Otra ola de inhabilitaciones políticas en la historia?
–De facto, un montón, cada vez que se caía un régimen. Dentro de parámetros legales, los gobiernos de López Contreras y de la Junta Militar aún le llevan ventaja a la situación actual.
–¿Habrá elecciones presidenciales?
–De haberlas, seguramente habrá.
–¿Está preparada la sociedad civil para un cambio?
–Eso se verá muy fácil: o ella es capaz de motorizarlo, o se demostrará que no es capaz de hacerlo.
–¿Cuáles son sus proyecciones sobre el futuro de Venezuela?
–La reorganización en un nuevo sistema, que ya se está formando.
Tomás Helmut Straka Medina nació en Caracas el 25 de octubre de 1972.Doctor en Historia por la Universidad Católica Andrés Bello. Magíster en Historia por la Universidad Central de Venezuela. Profesor de Ciencias Sociales egresado del Instituto Pedagógico de Caracas, de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Director del Instituto de Investigaciones Históricas "Hermann González Oropeza, sj", de la Universidad Católica Andrés Bello, donde también dirige sus maestrías de historia. Es Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia, donde se desempeña como Vice Director Bibliotecario Archivero. Ha sido profesor invitado en la Universidad de Chicago, investigador invitado en la Universidad Nacional Autónoma de México y FulbrightScholar en el Pomona College (California, EEUU). Colaborador en diversas publicaciones y portales, como Nueva Sociedad,Debates IESA, El Nacional y Prodavinci. Ha publicado, entre otros: La voz de los vencidos. Ideas del partido realista de Caracas, 1810-1821 (2000), La épica del desencanto. Bolivarianismo, historiografía y política en Venezuela (2009) y La República fragmentada. Claves para comprender a Venezuela (2015).
Caracas / Jolguer Rodríguez Costa