La crisis eléctrica en Nueva Esparta, que se ha prolongado por nueve días, sigue afectando gravemente la economía insular. Los comerciantes del centro de Porlamar están desesperados ante las pérdidas provocadas por los apagones que duran hasta más de 12 horas.
Los dueños de carnicerías resaltan que la proteína se ha descompuesto debido a la falta de refrigeración adecuada, lo que los ha obligado a desechar productos dañados.
"Los pequeños comerciantes no tenemos las capacidades para adquirir una planta eléctrica. Esto nos afecta porque debemos trabajar con la mercancía y, si se empieza a descomponer, trasladarla a otro lugar con frío, lo que genera costos adicionales. Si esto sigue así, nosotros desapareceremos o cerraremos hasta que se resuelva esta situación", señaló Arquímedes Ruiz, carnicero en el centro de Porlamar.
Aquellos que expenden mercancía seca también enfrentan problemas con las bajas ventas, la conectividad y el suministro de agua. "Nadie quiere venir a comprar, los puntos de venta se caen cuando se va la luz y con ella la señal. Hay problemas con el agua, con todo. Los ingresos en las tiendas han bajado drásticamente y nos obligan a cerrar temprano porque no conseguimos gasolina para las plantas eléctricas", comentó Alí Garim, vendedor de calzado y ropa en el bulevar Guevara.
Además, quienes tienen plantas eléctricas enfrentan grandes dificultades para surtirse de diésel, lo que los obliga a cerrar más temprano debido a la falta de combustible.
Los comerciantes esperan que esta situación mejore pronto para poder tener una temporada decembrina que les permita superar este inesperado bache económico.
Nueva Esparta / Mario Guillén Montero