Mientras los días de septiembre van pasando y la rutina de La Grita, pueblo de montaña, continúa, surgen nuevas interrogantes sobre la desaparición, de al menos 20 personas, quienes estarían en un retiro religioso.
Todo apunta a que Rosa Edilia García tomó el rol de guía espiritual y tuvo el suficiente poder de persuasión para que las personas partieran con ella a un supuesto encuentro con Dios o con la Virgen, a un lugar de la montaña, por los páramos del Parque Nacional Juan Pablo Peñaloza, entre los estados Táchira y Mérida.
Según relatan familiares muy cercanos y algunos de sus vecinos, esta dama mantenía una extremada pasión religiosa. Lo califican como algo fuera de lo común.
Pertenecía al grupo de oración carismática, pero al parecer, desde hace algunos años se apartó de las actividades de este movimiento eclesiástico para formar uno propio denominado “Siguiendo a Jesús”, con aparentes prácticas similares.
El común de la gente sostiene que ella se obsesionó. “Pasó de una práctica religiosa al fanatismo. Se la pasaba dándose golpes de pecho”.
Ella no tenía un lugar fijo para las reuniones del grupo que guiaba junto a un hombre de la localidad.
Algunos de los encuentros fueron en Santa Ana del Valle, sector donde habitan los integrantes de la familia Luna Roa, los primeros en ser reportados como desaparecidos. Personas muy cercanas a esta familia, dicen que, por influencia de Rosa, corrieron de la casa a un hermano de la joven mamá de la niña recién nacida, porque supuestamente “tenía un demonio por dentro”.
El hijo de este hombre –al que corrieron de la casa- también se encuentra en la lista de los desaparecidos. Aparentemente todos salieron sin decir nada a nadie. Comentan que durante varios días estuvieron comprando mucho mercado.
Muchas interrogantes se plantean los habitantes de La Grita, y de otras jurisdicciones del estado sobre el grupo de personas que se “resguardó” en las montañas del Parque Nacional.
La gran mayoría no entiende cómo el grupo integrado por los miembros de varias familias, en un pueblo caracterizado por el trabajo, la producción agrícola, la fe y la devoción católica, se haya dejado manipular por el fanatismo religioso.
En La Grita, cuna del Santo Cristo del rostro sereno, la esperanza de allegados, vecinos de la localidad y de todos en general, es que regresen sanos y salvos.
La gente no entiende cómo fue que Rosa Edilia pudo convencer e influir en tantas personas, incluso varios de ellos profesionales universitarios. Algunas especulan que podría haber algo desconocido más allá. No deja de ser un rumor, una suposición.
Información conocida en las calles del municipio Jáuregui precisa que ella no tiene hijos, forma parte de 14 hermanos, diez mujeres y cuatro hombres de los cuales uno ya falleció. Ahora son 13.
Teresa García, una de sus hermanas, también está en la lista de las personas que buscan, y con ella, su esposo, sus dos hijos, el yerno y su nieto de un año.
Cuentan que la líder espiritual tiene una venta de pasteles en la calle 4 de La Grita, al finalizar la carrera 6, puesto que su hermana Teresa le permitió ubicar para ayudarla económicamente.
En ese mismo lugar funciona una panadería y la vivienda de una de las familias que emprendió voluntariamente el viaje para un lugar de la montaña no precisado.
Un familiar recalcó que el fanatismo de Rosa Edilia era muy intenso y que en sus prácticas religiosas siempre la acompañaba un hombre, Adolfo Rosales, quien tiene cierta discapacidad visual. Él no está con ella en esta oportunidad. Algo que califican como extraño sus conocidos y demás habitantes del pueblo.
“Ella se metió a carismática en un principio con un señor de nombre Adolfo Rosales, que vive más o menos cerca de la casa de Simón Bolívar. Siempre la acompañaba para todos lados”, dijo un vecino de la comunidad cuyo nombre pidió ser omitido.
Algunos piensan que la obsesión de Rosa Edilia por la religión superó los límites de lo normal y se estaba “desequilibrando mentalmente”. Al parecer familiares ya habían conversado al respecto.
“Mandaba a la gente a confesarse, a ir a misa y a rezar. Decía que muchas cosas malas venían, que Cristo lloraba lágrimas de sangre por lo que todos hacemos. Que el mundo se iba a acabar”.
Para los residentes del Valle del Espíritu Santo, como también le dicen a la capital de Jáuregui, es muy extraño que el acompañante de la líder del grupo de personas que salió al llamado retiro esté en el pueblo. ¿Por qué no se fue con ella si siempre andaban juntos?, se preguntan.
Familia y amigos tienen muchos temores ante la incertidumbre, pero guardan la esperanza de que todos van a aparecer en cualquier momento. Sin embargo, insisten en la incógnita.
“ ¿Qué pasó?, ¿si son tan allegados, comparten un mismo criterio espiritual, y siempre estaban juntos, por qué el hombre no se marchó con ellos?, ¿será que se enteró de algún oscuro propósito?, ¿algún plan escabroso del que no quiso ser parte?…” hasta el momento solo son especulaciones.
Cerca de la vivienda del acompañante de Rosa, algunos vecinos afirman que el hombre efectivamente forma parte de algún movimiento religioso, grupo al que asiste con regularidad junto a su amiga, a quien ahora asegura no conocer bien, solo distinguirla, porque maneja la teoría de que “el ser humano no se conoce así mismo, mucho menos a otra persona”.
Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) llamaron al denominado acompañante de Rosa para las respectivas declaraciones.
Se supo que el ciudadano en referencia cuidaba la casa de la líder del grupo, ubicada en el sector San Vicente, más arriba del gimnasio Los Comuneros, pero, aparentemente y sin explicación alguna, desde finales de julio se distanciaron. Los lugareños no saben por qué, situación que ahora les parece confusa.
Los cuerpos de seguridad continúan en la búsqueda. El CICPC adelanta averiguaciones junto a Protección Civil (PC) de Táchira y del municipio Jáuregui, así mismo se incorporó personal de Imparques, Destacamento 214 de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), y de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Los funcionarios de estos organismos se reunieron para definir el plan de búsqueda en el páramo El Rosal situado dentro del Parque Nacional Juan Pablo Peñaloza. Uno de los puntos más altos de la entidad.
Se conoció que este martes, funcionarios de los cuerpos de investigación llamaron a varias personas, amigos, vecinos y familiares, para rendir declaraciones. El misterio del paradero de Rosa Edilia y las familias desaparecidas sigue.
Táchira / La Nación