Los días 7 de cada mes se dedicará, en el Santuario Nuestra Señora de La Candelaria-Dr. José Gregorio Hernández, la Eucaristía por la sierva de Dios María Esperanza Medrano de Bianchini, vidente y mensajera de la Reconciliadora de los Pueblos, Virgen de Betania.
Según una nota de prensa, ello será con el fin de dar a conocer su vida, obra y poder de intercesión, así como también promover su causa de canonización.
Así lo expresó el domingo, 7 de febrero de 2021, el padre Gerardino Barracchini, párroco de Nuestra Señora de La Candelaria y vicario episcopal para la santidad, durante la primera Misa dedicada a este propósito.
Acompañado de los cantos de la Coral Betania, durante su homilía en la celebración eucarística el padre Barracchini expresó que "Dios nos ama como un papá bueno". Luego de la Misa invitó a dos de las hijas de la sierva de Dios María Esperanza y a uno de sus yernos para que hablaran acerca de su experiencia con ella, expresando que ella se puede convertir en un modelo a seguir.
Semblanza
María Coromoto Bianchini de Marrero hizo una breve semblanza de la vida de su madre.
"La sierva de Dios María Esperanza Medrano de Bianchini nació en Barrancas, estado Monagas en Venezuela, el 22 de noviembre de 1928. Aunque deseaba ser religiosa, el Señor la llamó a ser esposa, madre de siete hijos y abuela de veinte nietos. Su vida fue de entrega a Dios y de oración, dando ejemplo de amor y obediencia a la Iglesia, esperanza de un mundo mejor, caridad con todo el que conocía y humildad ante Dios todopoderoso".
Prosiguió con detalles sobre la devoción expresada por la dama que dedicó su vida a adorar a Dios y a su madre María.
"El 25 de marzo de 1976 vio a María Virgen y Madre Reconciliadora de Todos los Pueblos y Naciones en el lugar donde la Virgen le había señalado, llamado Finca Betania. Luego, en 1984 la Madre de Dios se le apareció́ a ella y a 150 personas más en Finca Betania. La Iglesia aprobó́ estas apariciones en 1987. […]. María Esperanza realizó una incansable labor misionera llevando el mensaje de amor, reconciliación y unidad familiar alrededor del mundo. Después de una enfermedad muy similar al Mal de Parkinson entregó su alma al Señor, en olor de santidad, en Long Beach Island, Nueva Jersey, EE.UU., el 7 de agosto de 2004, a la edad de 75 años. Cinco años después de su fallecimiento fue declarada sierva de Dios y se le abrió una causa para su canonización por su ejemplo de vida, fama de santidad y poder de intercesión para alcanzar favores del Señor".
Más detalles
Su hija, María Auxiliadora Bianchini de León se refirió a la fila interminable de personas que acudieron a su velorio y entierro. "Su compromiso realmente fue llevar la Palabra de Dios", dijo. También mencionó la inmensa paciencia que tenía su madre para escuchar por horas a los demás y dar siempre una palabra de consuelo a tiempo con mucho amor. Contó que, en los últimos momentos de su vida, pese a todos sus sufrimientos, vivió con mucha paz y siempre con una sonrisa. "Ella siempre estaba alegre y con esperanza".
Carlos Marrero, otro allegado, destacó: "La sierva de Dios no solo era una madre para sus hijos, sino también para todo aquel que llegara buscando un consuelo, una palabra a tiempo, un hombro sobre el cual desahogar las tristezas y angustias de la vida. […]. Era un ser humano en todo el sentido de la palabra. Insistía una y otra vez que de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, la que más le agradaba a Dios es la caridad. En esa virtud ella fue un ejemplo contundente. Era una mujer de pocas palabras y mucha acción. […]. Ella siempre decía: 'Si no fuera por el sacramento de la Eucaristía y la oración diaria, me sería imposible resistir'. La Sra. María Esperanza fue una esposa dedicada, una madre abnegada y una amiga incondicional. Sus grandes amores fueron la Virgen Santísima y nuestro Señor Jesús, y su meta principal imitarlos a la perfección".
Caracas / Redacción Web