La internacionalista María Teresa Romero duda que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) logre la independencia económica y tecnológica del Continente, tal como lo plantea el régimen venezolano. A su juicio, esa falsa expectativa de integración regional, “creada por el castrochavismo”, se repite desde que se fundó el Alba en 2004. Dice que estos organismos solo sirven “para destruir e hincarse ante los poderes más criminales y tóxicos del mundo”.
–¿Impide el “bloqueo estadounidense” el desarrollo económico de Venezuela?
–En los últimos 23 años de régimen castrochavista, en Venezuela no ha habido hasta ahora ningún “bloqueo estadounidense”. Eso es parte de la propaganda “revolucionaria” del régimen madurista, siguiendo los pasos y pautas de otras dictaduras de izquierda, como la de Cuba. El único bloqueo que ha sufrido nuestro país se dio en 1902 y 1903 cuando las marinas de guerra del Imperio Británico, el Imperio alemán y el Reino de Italia bloquearon las costas y puertos de Venezuela exigiendo el pago inmediato de las deudas contraídas por el gobierno de Cipriano Castro.
–¿Cómo cataloga usted a las medidas coercitivas contra el país?
–Para nada se trata de “medidas coercitivas”. Las que EE. UU. ha tomado desde 2014 al presente, son mayoritariamente sanciones migratorias y comerciales de carácter individual, es decir, hacia funcionarios gubernamentales venezolanos activos o retirados y a causa de estar estos individuos involucrados en abusos de derechos humanos, corrupción, lavado de dinero, degradación del Estado de derecho y represión de la democracia. Aunque a partir de 2017, Estados Unidos aplicó sanciones adicionales a las industrias del petróleo, el oro, la minería y la banca que algunas de ellas ha eliminado o suavizado la administración de Joe Biden.
–¿Cómo ve las relaciones entre Venezuela y los Estados Unidos?
–A pesar de las conversaciones por asuntos puntuales, como el de los presos políticos estadounidenses, la deuda Chevron y otros, que han emprendido voceros de la administración Biden con altos funcionarios del madurismo, las relaciones formales político-diplomáticas, comerciales y consulares continúan rotas, en el foso. Incluso, tras la eliminación del gobierno interino, Estados Unidos ha afirmado claramente que no recocerá a Nicolás Maduro como jefe de Estado. Hasta que no haya elecciones verdaderamente libres y democráticas en Venezuela, no le veo futuro a estas relaciones bilaterales.
–¿Observa en ellas algunas contradicciones?
–Siempre existen contradicciones e inconsistencias en las relaciones entre países, aún más cuando es entre una democracia y una dictadura. Pero lo que observo en la actual actitud estadounidense hacia Venezuela y hacia toda América Latina, es más bien una pavorosa falta de política, de una estrategia clara y coherente. El gobierno de Biden está atrapado, y no ve más allá, por la crisis interna de su país y la guerra en Ucrania.
–¿Incide en estas relaciones la cooperación de China con la Celac?
–A estas alturas, no creo que mucho. A los EE. UU. le debería haber preocupado desde hace décadas, el comercio y las inversiones Chinas en todo el continente. No hizo nada contundente al respecto y sabe que ya es tarde.
–¿Terminará la Celac como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (Alba)?
–Sí, exactamente igual; y es que las quimeras de la izquierda latinoamericana nunca terminan en nada serio.
–Según la “revolución”, la Celac logrará la “independencia económica y tecnológica” del Continente
–Esa mentira la están repitiendo desde la primera propuesta de integración regional que se inventó el castrochavismo. Pero sabemos que para lo único que son productivos es para destruir y para hincarse ante los poderes más criminales y tóxicos del mundo.
–¿Qué fue realmente el “globo chino espía” derribado por Estados Unidos en su espacio aéreo?
–Lo que queda claro es que no fueron extraterrestres quienes lo piloteaban.
–¿Por qué el régimen venezolano calificaría de “innecesario” el derribo de este artefacto?
–Porque la élite madurista ya no sabe qué más decir para llamar la atención pública y para lograr algún favorcito chino.
–¿Hasta cuándo la guerra entre Rusia y Ucrania?
–Lamentablemente va para largo. Ninguno quiere ni puede ceder, menos mientras mantengan las demandas que cada uno ha expuesto. Creo que esta guerra solo se resolverá en el campo de batalla y la próxima primavera es una buena oportunidad para ello.
–¿Incide el apoyo incondicional de Venezuela a Rusia en las relaciones con Estados Unidos?
–No creo que mucho, aunque sin duda EE. UU. no ha visto nunca con buenos ojos esa relación y le molesta. Peroel gobierno estadounidense sabe bien que el régimen madurista es un jugador de cuarta o quinta y que si se lo propusiera en un momento decisivo acabarían con él.
–¿Por qué los chavistas “exilados” prefieren el imperio norteamericano y no Rusia, Irán, China o Cuba?
–Porque como buenos resentidos sociales, les encanta el consumismo y todo lo bueno que produce el capitalismo.
–¿Marcará distancia el gobierno de Lula con el resto de los países socialistas en América Latina?
–No, para nada. Lo contrario, se acercará más a los socialistas de la región, sean del tipo que sean. Lula ha demostrado ser uno de ellos y como ya todo el mundo lo sabe, no tiene por qué disimularlo como lo hizo durante su primer gobierno. Son sus verdaderos amigos y compinches, en especial de negocios turbios.
–¿Y con los Estados Unidos?
–La relación y los intereses entre ambos países es amplia y de gran importancia. Son dos colosos que no se pueden ignorar por sus intereses mutuos. Sin embargo, para Lula el acercamiento al gobierno estadounidense no es prioritario.
–¿Pierden vigencia el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla?
–Aunque la América Latina actual está teñida de rojo y la publicidad revolucionaria está fuerte, esos grupos han perdido fuerza. Solo sirven como medios de propaganda.
–¿Cómo percibe las relaciones entre Colombia y Venezuela?
–Petro y Maduro son caimanes del mismo caño y se entienden políticamente, pero las verdaderas y fructíferas relaciones y alianzas que esos países mantuvieron en los años 90 del siglo pasado, están lejos de volver.
–En general, ¿es favorable la imagen del régimen venezolano ante el mundo?
–Pese a que el régimen se ha mantenido en el poder y se ha beneficiado con la división de la oposición democrática y la eliminación del gobierno interino, su imagen continua en el suelo. Ya el mundo entero, amigos y enemigos, lo conocen bien.
–¿Tiene este régimen la misma influencia sobre América Latina que tenía Hugo Chávez?
–Nicolás Maduro nunca ha tenido ni tendrá la influencia política de Hugo Chávez. No tiene ni el carisma, ni el dinero que tuvo éste.
–¿Funciona como antes la “chequera petrolera”?
–Los chavistas no solo acabaron con la chequera, sino también con la industria y el negocio petrolero.
–¿Viola el gobierno de Nayib Bukele los Derechos Humanos?
–El presidente Bukele no debería olvidar que el necesario combate en contra del grave problema de las pandillas de criminales en El Salvador no debe estar por encima del sagrado respeto a los derechos humanos y democráticos.
–¿Qué pasó con el gobierno interino de Guaidó, del cual usted fue embajadora en Guatemala?
–Sucedió que ilegal e injustamente lo eliminaron los mismos que lo crearon por irresponsables divisiones partidistas y ambiciones personales. Pese a todas sus limitaciones, costos y errores, el gobierno interino fue una iniciativa sin antecedentes en el mundo que generó importantes beneficios en la lucha democrática venezolana, y que ha podido llegar a ser ejemplo y modelo en el combate contra las dictaduras criminales actuales del mundo. Haber terminado con el interinato en la forma que se hizo, además de vergonzoso, fue un error histórico con consecuencias más negativas que positivas, entre ellas, el mantenimiento del régimen dictatorial.
–¿Previó alguna vez el fin de este interinato?
–En la medida que las divisiones y conflictos dentro del G4 aumentaban, se percibía un desprestigio y un eventual fin, pero nunca me imaginé que lo hicieran de forma tan abrupta y torpe, violando el marco constitucional.
De perfil
Graduada de Licenciada en Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela, UCV (1982), María Teresa Romero cuenta con una Maestría en Ciencias Políticas de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos (1985) y un Doctorado en Ciencias Políticas con mención en Relaciones Internacionales de la UCV (2006). Es Profesora Titular Jubilada de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV (1986-2012), donde ejerció varios cargos universitarios. También se ha desempeñado como asesora y analista política en varias instituciones gubernamentales y privadas, nacionales e internacionales, y ha recibido becas y reconocimientos académicos. Entre sus libros destaca: Castrochavismo Internacional: 20 años de ambición y destrucción; La Lucha que no acaba. Vida política de Rafael Guerra Ramos; El enigma SAC: travesía vital de Simón Alberto Consalvi; Venezuela en defensa de su democracia: el caso de la Doctrina Betancourt; Biografía de Rómulo Betancourt; y Política Exterior Venezolana: El proyecto democrático, 1958-1998.
Caracas / Jolguer Rodríguez Costa