Si bien es cierto que los maestros activos son los que más denuncian el pésimo sueldo que perciben y permanecen en las calles reclamando mejores reivindicaciones laborales, los jubilados se llevan la peor parte en materia salarial.
Cada 27 de junio en Venezuela se conmemora el Día del Educador Jubilado para hacer honor a quienes por muchos años se dedicaron a brindar enseñanza en los salones de clases, pero en lugar de ser celebrar, la fecha sirve para evidenciar la baja remuneración que reciben.
32 años de ejercicio profesional en varias instituciones educativas de Anzoátegui no fueron suficientes para que el maestro retirado Empédocles Noguera lograra un pago digno.
“Trabajé de día y de noche por la educación durante más de tres décadas y lo que gano no me alcanza para mantenerme diariamente. Con los cuatro o cinco dólares que cobro al mes no puedo comprar ni siquiera medicinas para la tensión. Me ayudo con lo que me dan mis hijos residenciados fuera del país”, comentó el jubilado del Ministerio de Educación (Mppe).
Aseguró que tras toda una vida dedicada a la formación de niños y jóvenes, lo que siente es tristeza al ver lo poco que llega a su cuenta bancaria.
Su colega Pedro Luis Rodríguez reprochó que la retribución sea tan poca.
Aseveró que lo que devengan es el salario base que estipula la tabla de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre) de acuerdo con el escalafón.
“No tenemos servicios sociales, el que se enfermó se enfermó y no tiene ningún seguro de salud. Yo fui profesor por horas, coordinador, subdirector, director, tengo especialización y maestrías en Gerencia Educativa y cobró 12 millones de bolívares al mes”, enfatizó Rodríguez, quien trabajó por 30 años.
Aseveró que dicho monto no le permite llenar su nevera con los alimentos básicos y dotarse de medicamentos para tratar sus patologías.
Maira Marín, presidenta regional del Sindicato Venezolano de Maestros (Sinvema), sostuvo que muchos pensionados están sobreviviendo por la caridad de sus familiares y allegados porque lo que les cancela el Estado es una cantidad “miserable”.
“Si el sueldo base de los maestros, y de los venezolanos en general, fuese acorde a la canasta alimentaria, tal como lo establece la Constitución, no tuviésemos ningún problema porque alcanzaría para preparar una buena comida y lo que sea necesario. Requerimos que el salario sea de al menos 300 dólares mensuales”, detalló.
Ante esta situación, los maestros jubilados han optado por dar clases particulares y ejercer otras labores ajenas a la profesión para poder sostenerse y no marcharse del país.
Barcelona / Milena Pérez