La madre de los cuatro niños indígenas que permanecieron desaparecidos por más de un mes en la selva colombiana de Guaviare, estuvo con vida cuatro días tras el accidente de avioneta del 1 de mayo, reveló su esposo este domingo.
Manuel Miller Ranoque, padre de los pequeños, expresó que su hija mayor (Lesly) «lo único que me aclara es que la mamá estuvo cuatro días viva, entonces antes de morir la mamá les dice ‘váyanse que ustedes van a mirar quién es su papá, quien sí sabe qué es amor de papá como (yo) se los demostré a ustedes'».
El siniestro de la aeronave dejó tres víctimas fatales: el piloto, una líder indígena y Magdalena Mucutuy (madre de los niños), quien abordó el vuelo junto a su familia para huir de las llamadas disidencias de las FARC, que reclutan y atemorizan a los habitantes de la zona. Miller Ranoque ya había escapado y aguardaba el reencuentro con su esposa e hijos, según versiones de la prensa.
«Ellos lo único que quieren es el interés económico y mientras uno no se acoja a lo que ellos digan, uno es un enemigo para ellos», dijo Ranoque, interrogado sobre supuestas amenazas.
El viudo, quien participó en la búsqueda, aseguró que teme por la vida de los niños.
«Eso es lo que mucho más miedo tengo porque yo sé que esas personas descaradas primero que todo pueden comenzar a presionarme con mis hijos, y eso nunca lo voy a permitir mientras yo esté vivo», añadió.
Aunque frágiles, los niños están fuera de peligro, según los primeros reportes médicos y siguen un tratamiento de comidas blandas, atención psicológica y cuidados tradicionales de los pueblos indígenas.
«Están muy acabaditos, tienen sus heriditas, tienen sus golpecitos (…) salieron con enfermedades de la selva (…) pero están bien, en buenas manos», dijo el domingo el abuelo de los niños, Fidencio Valencia, a los medios de comunicación.
En fotografías difundidas en medios locales se les ve muy delgados y la mayor tiene un golpe en la frente.
Fieles a las creencias de los pueblos amazónicos, los indígenas implementaron rituales tradicionales y prácticas propias de su conocimiento de la selva para finalmente dar con el paradero de los menores. Según el gobierno, fueron ellos quienes primero avistaron a los niños en medio de la espesa vegetación.
Bogotá / Redacción Web