Levante venció con autoridad en Balaídos (1-4) a Celta, un triunfo que le permite alejarse de la zona de descenso y cuatro meses después volver a celebrar una victoria como visitante, al tiempo que empeora la grave crisis de resultados del equipo celeste, que únicamente ganó un partido en las nueve últimas jornadas.
Celta se presentó sin Aspas y Maxi Gómez, sus goleadores; Cardoso hizo debutar a Boudebouz, aunque situó a Brais como delantero centro. Nada le funcionó al entrenador portugués. Tuvo el equipo gallego la pelota durante la primera mitad. Pero a su ataque le faltó peligro, una amenaza reducida apenas a un tiro flojo del malabarista Boufal.
Levante se resguardó con defensa de tres centrales, pobló el centro del campo y controló sin ningún ahogo al Celta. Se sintió cómodo el conjunto de Paco López. Y se fue estirando: primero con un tiro de falta flojo de Bardhi, luego con un remate alto de Mayoral, que aprovechó en un córner un error de marcaje.
El conjunto levantino impuso su autoridad con el paso de los minutos. Tuvo más pegada. Mediado el primer tiempo, Bardhi inició una acción que, tras un buen pase final de Rochina, concluyó con gol de Morales, que con un gran control de la pelota se plantó solo ante el portero Rubén.
Necesitó poco el equipo valenciano para castigar la debilidad de Celta. Tras el gol, Rochina con un lanzamiento lejano y Rober Pier con un cabezazo volvieron a inquietar a Rubén. Pero no fueron las ocasiones más claras: el portero tuvo que sacar poco después un peligroso remate de Simon, que apareció solo en el área pequeña para liquidar un centro lateral.
Cardoso no aportó soluciones para recomponer un equipo desdibujado. Sin desborde por las bandas, sin el ritmo suficiente para descolocar a Levante, el Celta fue previsible en ataque. Solo una vez en la primera mitad recuperó algo de sus esencia, cuando Beltrán, Jozabed y Boufal movieron la pelota con rapidez, avanzando, aunque finalmente Hugo Mallo no completó la jugada dentro del área ante Aitor, que despejó el tiro.
La flaqueza del ataque celeste contagió a su defensa. Cerca del descanso, con el equipo mal posicionado en un saque de esquina, Coque marcó de cabeza el segundo gol de Levante, un remate que retrató a la zaga gallega, pues en el segundo palo contra Hugo Mallo aparecieron tres jugadores visitantes.
Levante se fue con una cómoda ventaja de dos tantos al vestuario. Celta cambió a Lobotka por Jozabed. Pero la apertura del segundo tiempo estuvo marcada por la expulsión del debutante Boudebouz: el árbitro Jaime Latre le sacó tarjeta roja por una dura falta a Mayoral. Solo iban cuatro minutos de la segunda parte.
Tras la expulsión, Celta tuvo una pequeña embestida de furia, con disparos lejanos de Lobotka y Okay, nada, por otra parte, que alterase el plan perfecto de Levante, superior, bien colocado, listo para sentenciar con un golpe de velocidad, como hizo Morales con un nuevo gol, otra vez en un mano a mano ante Rubén al recibir un pase de Mayoral por la zona central de la defensa.
Los últimos veinte minutos fueron un plácido viaje para Levante, un partido sin historia hasta el pitido final, más allá de un lanzamiento de Doukouré que rozó el cuarto gol para su equipo o varios disparos celestes de Boufal, Brais Méndez y Jensen.
Un final de encuentro con poco ritmo que cerca de la conclusión tuvo un gol de penalti de Brais Méndez y un gol de Mayoral en la siguiente jugada, nada que rompiese el guión de partido que relanzó al Levante y agravó la crisis de resultados del Celta, despedido de Balaidos con silbidos.
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