Pasadas las 10:00 pm de este viernes 30, distintas zonas del país ya habían recuperado el servicio eléctrico, mientras otras permanecían sin suministro de luz estable.
Tras el apagón, que afectó la casi totalidad del territorio nacional desde las 4:48 am, la energía comenzó a restablecerse cerca del mediodía.
Sin embargo, algunos sectores sufrieron nuevas y repetidas interrupciones durante la tarde y la noche. Otros reportes en las redes apuntaban que en varias localidades ni siquiera se había restablecido la electricidad tras más de 16 horas.
El fantasma del mega apagón de marzo de 2019 -cuando la interrupción llegó a más de 100 horas-, se hacía presente entre los temores de los ciudadanos, mientras el Ejecutivo garantizaba que contaba con la capacidad de hacer frente a la contingencia.
Desde Miraflores se atribuía lo ocurrido a un acto de “sabotaje de la oposición”. Por otro lado, expertos coincidían en que el problema se había generado en el patío de distribución de la central hidroeléctrica de Guri, en Bolívar.
El patio de distribución se encuentra ubicado en las cercanías de la represa que genera 80% de la energía que consume el país. Esta subestación es la encargada de interconectar toda la carga producida por las turbinas y enviarla a las líneas de transmisión y las subestaciones de gran parte del territorio nacional.
Lo cierto es que según distintos expertos consultados, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) arrastra graves problemas desde hace más de una década, producto de la desinversión, la imposibilidad de cubrir la totalidad de la demanda, la poca disponibilidad de generación termoeléctrica y la dependencia del país de la carga producida en Guri.
Según una investigación realizada por El Tiempo, la migración de más de 7 millones de venezolanos y la baja operatividad de la industria en Venezuela -que actualmente trabaja a 39,9% de su capacidad instalada, según Conindustria-, han hecho que la demanda de energía se haya reducido en el país.
Mientras en 2013 se requerían 19 mil megavatios, a finales de 2022 y comienzos de 2023 el requerimiento de electricidad por parte de la población y empresas era de poco más de 12 mil megavatios.
A pesar de esta caída de 40%, actualmente no hay capacidad para cubrir la demanda debido a las condiciones de deterioro del servicio.
En este escenario, según especialistas consultados, cualquier aumento significativo de las exigencias de energía, producto de una recuperación del aparato comercial e industrial -en los últimos dos años la capacidad instalada se activó en más de 10%-, llevaría a una sobredemanda que haría colapsar rápidamente el sistema, e incluso, elevar el número de fallas y apagones que existe en el presente.
La generación del SEN se ubicaba hace un año en, aproximadamente, 11 mil megavatios, menor a la demanda de 12 mil megavatios, lo que explica, en parte, la cantidad de fallas de energía que se siguen reportando a diario.
La carga de electricidad producida sigue siendo insuficiente a pesar de la baja de la demanda durante una década.
El casi 85% de la generación actual depende principalmente de la infraestructura hidroeléctrica, con una capacidad instalada de entre 16 mil y 17 mil megavatios -Guri tiene una capacidad de producir entre 12 y 13 mil megavatios, pero proporciona 8 mil. El restante 18% de la generación total, corresponde, principalmente a las instalaciones termoeléctricas, que requieren de combustible.
La distorsión y baja capacidad del servicio eléctrico queda en evidencia si se toma en cuenta que el país tiene una capacidad instalada global para generar entre 35 y 36 mil megavatios. El SEN fue diseñado originalmente para operar con un aporte de más de 40% de las fuentes térmicas.
Asimismo, de Guri parten tres líneas de transmisión -ya insuficientes-, que son: el sistema de 765 KV -la principal línea con una extensión de 2 mil 126 km-, el sistema de 400 KV -1 mil 618 km- y el sistema 230 KV -265 km.
Adicionalmente, en el resto del país hay otras cuatro líneas menores: una de 400KV, y tres más de 230 KV.
Energía en cifras
La capacidad de generación eléctrica instalada en el país es de 36 mil megavatiosEn 2023 la generación combinada de las hidroeléctricas y las termoeléctricas era de 11 mil megavatios
En la actualidad el país requiere generar al menos entre 20 mil a 25 mil megavatios
En 2013 la demanda era de 19 mil megavatios
En 2023 la demanda bajó a 12 mil megavatios
De esta forma, según los especialistas, el país está utilizando de manera excesiva las redes de generación hídrica que dependen del Sistema Caroni -las centrales de Guri, Caruachi y Macagua-, en Guayana, que se encuentran afectadas por años de desinversión y falta de mantenimiento.
Adicionalmente, existe el problema de la operatividad de las turbinas.
De las 20 turbinas instaladas en Guri -divididas en dos casas de máquinas-, varias permanecen sin actividad, según distintos reportes divulgados por medios y agencias en los últimos años. El ex viceministro de Energía, Víctor Poleo, declaró a la agencia EFE que en abril de 2022 sólo se encontraban operativas nueve. Otras informaciones dan cuenta de una disponibilidad de 14 turbinas, pero frente a la opacidad de cifras oficiales, resulta difícil precisar el total de las unidades generadoras activas.
Mientras, la generación termoeléctrica -que depende de Tacoa, Planta Centro y otras instalaciones en el Zulia-, ha seguido cayendo, de tal forma que al menos, hasta hace año y medio, se encontraban disponibles solamente entre 1 mil 800 y 2 mil megavatios de una capacidad instalada superior a los 18 mil.
El ingeniero especialista en energía de respaldo y transmisión -quien prefirió mantener su nombre en reserva-, declaró a El Tiempo que para 2013, año de la última medición oficial que dio la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), la demanda máxima de energía en el país estuvo por el orden de los 19 mil megavatios, una exigencia que ya para esa fecha Guayana no podía cubrir, provocando la necesidad de hacer racionamientos.
“En un país como Venezuela, se necesitan entre 20 mil a 25 mil megavatios para tener una economía estable y en crecimiento, y debería estar contemplado en un plan de recuperación (...) Tener 12 mil megavatios disponibles, que es lo que se puede transportar por el sistema de transmisión, sin contar con el soporte de las termoeléctricas o muy poco de ellas, profundiza la crisis e incrementa los racionamientos”.
El experto subrayó hace un año que las fluctuaciones de energía que se experimentan a diario en el país son producto de la demanda de energía que el sistema es incapaz de aportar.
En 2006 la generación de energía en el país era igual a la demanda. Antes de ese año, el país contaba con un superávit casi del 50 % de generación eléctrica.
En el año 2000 hubo una paralización de los proyectos eléctricos, haciendo que el país se rezagara en la instalación de los nuevos equipos de generación de energía.
“Cada vez que ocurren fluctuaciones de energía debemos recordar la analogía del carrete y el hilo: si extendemos por completo su capacidad y lo tensamos demasiado este se puede romper. Lo mismo pasa con el sistema eléctrico. Se trata de un país que está demandando energía, jalando esa cuerda, y que el sistema no es capaz de aportar”.
Indica que esta situación obliga a desconectar a las regiones más lejanas hasta lograr la estabilidad de la operación.
Para entender la crisis, también hay que remontarse al 2006, que es cuando se unen la curva de generación disponible con la curva de demanda. Antes de ese año, el país contaba con un superávit casi del 50 % de generación eléctrica. En el año 2000 hubo una paralización de los proyectos eléctricos, haciendo que el país se rezagara en la instalación de los nuevos equipos de generación.
Décadas atrás buena parte del país dependía de la generación de las termoeléctricas, representando más de 50 % de la demanda.
Desde 2010 se dio una primera campanada. Del total de la capacidad de generación, 19 mil megavatios eran termoeléctricos, es decir 52 % de la capacidad del país es termoeléctrica, la cual usa gas o fuel oil para producir energía. Por su parte, 47 % es hidroeléctrica, como el Sistema Caroní (Guri, Caruachi y Macagua)”.
El experto explicó que la realidad de 2010, cuando se pretendió apagar el sistema Caroní por la sequía que afectó el embalse, reveló que el parque termoeléctrico estaba fuera de servicio recayendo todo el peso de la demanda en la hidroeléctrica de las instalaciones de Guayana y el sistema de transporte de energía de alta tensión o Sistema Interconectado Nacional (SIN).
Termoeléctricas a carga mínima
La generación termoeléctrica, que usa gas o fuel oil para producir energía y depende de Tacoa, Planta Centro y otras instalaciones en el Zulia, ha seguido cayendo, de tal forma que al menos, hasta hace año y medio, se encontraban disponibles entre 1 mil 800 y 2 mil megavatios de una capacidad instalada superior a los 18 mil.
“La central de Guayana no está construida para exportar toda esa energía a los centros de consumo. El sistema interconectado no se concibió para traer al resto del país toda esa carga, por ello se tiene un cuello de botella ya que a lo sumo está en capacidad de transportar entre 12 mil y 13 mil megavatios. Aunque se tuviesen los 17 mil megavatios disponibles no se está en la capacidad de transmitirla a lugares tan remotos como Mérida, Zulia o Nueva Esparta”.
Venezuela tiene un déficit de al menos 6 mil a 8 mil megavatios, sobre todo de las termoeléctricas.
Para sortear el precario equilibrio que mantiene la generación y transmisión de energía en el país -y alcanzar la meta de al menos 20 mil megavatios - se debería contar con una inversión de poco más de $15 mil millones en mediano plazo.
Caracas / Rodolfo Baptista